MISSION: IMPOSSIBLE — FALLOUT
(MISIÓN IMPOSIBLE — REPERCUSIÓN)
Estados Unidos, 2018
Director: Cristopher McQuarrie
Director: Cristopher McQuarrie
Por Alatriste
A lo largo de más de veinte años se han estrenado cinco películas con cinco directores distintos en la serie de películas de Mission: Impossible. Todas, con alguna salvedad, han mantenido una calidad consistente conformándose así una de las sagas más importantes del cine de acción —que no mira de muy lejos, por ejemplo, a la serie Bond—. Aunque grandes directores, como Brian De Palma o J. J. Abrams habían dirigido entradas de la serie, nunca antes se había repetido un director en ellas. Ahora, después de haber dirigido Rogue Nation en 2015, Cristopher McQuarrie regresa para dirigir su continuación directa: Fallout.

Aprovechando los beneficios de filmar una secuela directa, McQuarrie utiliza los primeros minutos de Fallout para delimitar rápidamente el terreno en el que se desarrollará la historia. Se presenta muy rápidamente la misión de fondo que el agente Ethan Hunt deberá cumplir, se presentan también los personajes —muchos de ellos viejos conocidos, por lo que lo que se exhibe son sus relaciones y la manera en que son importantes los unos para los otros— y se ponen muy pronto en acción. Es esta primera parte de la cinta la más genérica y débil, pero es necesaria para construir la base sobre la cuál se suscitarán todos los hechos por venir.

A partir de que se conocen los personajes y sus circunstancias, el verdadero potencial de la cinta comienza a ser expuesto. En medio de locaciones estupendas en lugares como París, Londres o Cachemira, la película expone desde las tomas panorámicas hasta escenas enteras dentro de edificios como discotecas —un viejo clásico del género— o túneles oscuros; en estos lugares las secuencias de acción se suceden una a otra con dinamismo y agilidad impecables: persecuciones en motocicleta, automóvil, a pie y helicóptero se despliegan de forma extraordinaria sin llegar a sentirse ninguna de ellas gratuita: todas aportan a la construcción del personaje de Ethan Hunt y la realidad en que se encuentra inmerso.

Hasta este momento se ha descrito una película de acción sólida con gran diseño de producción y una gran edición. Pero Fallout tiene mucho más que ofrecer, y es en ese extra que la magia sucede. El personaje de Ethan Hunt es un agente atormentado, cuya preocupación e interés por los otros queda expuesta desde los primeros minutos de la trama. La actuación de Tom Cruise para dar vida al personaje es excepcional, y no es por los matices actorales que el personaje le demanda —en un actor que, además, no es reconocido por su capacidad histriónica—, sino por el compromiso y empeño que imprime en su personaje que se nota minuto a minuto mientras la historia avanza. Al no utilizar extras en las escenas que, además, resultan muy demandantes en el aspecto físico, los gestos y movimiento de Cruise se sienten orgánicos, reales. En más de una escena es imposible discernir si las expresiones de dolor eran auténticas o actuadas. En una película de este estilo donde el desenlace positivo es prácticamente inminente, resulta de mucho valor que se logre imprimir una sensación de vulnerabilidad real en su personaje central durante prácticamente toda la película.

La cinematografía aporta muchísimo a lo anterior, con tomas que se adaptan de manera magistral al escenario donde se desarrollan. Así, la cámara se vuelve casi claustrofóbica en los callejones de París; las tomas circulares son constantes, haciendo sentir que el personaje de Cruise se encuentra siempre rodeado, con obstáculos adonde quiera que mire. Luego, las tomas se alejan y expanden mientras muestran las azoteas de los edificios de Londres y cómo Ehtan Hunt corre hacia un objetivo aparentemente inalcanzable, desgastándose y exponiéndose mientras trata de llegar. Finalmente, las tomas en las montañas nevadas de Cachemira crean el ambiente perfecto para algunas de las secuencias más trepidantes y que sirven a la película de conclusión. Después de la introducción, ningún minuto de la cinta es mal utilizado, y cada dólar del alto presupuesto de la película se nota bien invertido en una película llena de detalles y con un guión que como menos mantiene el interés en una trama llena de giros y sorpresas.

Mission: Impossible — Fallout es un estudio de todo lo que debe hacerse en una buena película de acción. Resaltando como la mejor entrada de una serie compuesta de buenas películas, Fallout es una cinta importante dentro de un movimiento de cine de acción en Hollywood que apuesta más por la sustancia que por el entretenimiento estéril y sin motivación otra que la recaudación en taquilla. Así, Fallout se establece al lado de cintas recientes tan importantes como Baby Driver, Atomic Blonde, John Wick, Hanna o la misma Mad Max: Fury Road. Siendo no sólo una gran película de acción, sino una de las mejores película de este año, Fallout es una cinta imprescindible y que seguramente servirá de inspiración dentro del género en los años por venir.

Aprovechando los beneficios de filmar una secuela directa, McQuarrie utiliza los primeros minutos de Fallout para delimitar rápidamente el terreno en el que se desarrollará la historia. Se presenta muy rápidamente la misión de fondo que el agente Ethan Hunt deberá cumplir, se presentan también los personajes —muchos de ellos viejos conocidos, por lo que lo que se exhibe son sus relaciones y la manera en que son importantes los unos para los otros— y se ponen muy pronto en acción. Es esta primera parte de la cinta la más genérica y débil, pero es necesaria para construir la base sobre la cuál se suscitarán todos los hechos por venir.

A partir de que se conocen los personajes y sus circunstancias, el verdadero potencial de la cinta comienza a ser expuesto. En medio de locaciones estupendas en lugares como París, Londres o Cachemira, la película expone desde las tomas panorámicas hasta escenas enteras dentro de edificios como discotecas —un viejo clásico del género— o túneles oscuros; en estos lugares las secuencias de acción se suceden una a otra con dinamismo y agilidad impecables: persecuciones en motocicleta, automóvil, a pie y helicóptero se despliegan de forma extraordinaria sin llegar a sentirse ninguna de ellas gratuita: todas aportan a la construcción del personaje de Ethan Hunt y la realidad en que se encuentra inmerso.

Hasta este momento se ha descrito una película de acción sólida con gran diseño de producción y una gran edición. Pero Fallout tiene mucho más que ofrecer, y es en ese extra que la magia sucede. El personaje de Ethan Hunt es un agente atormentado, cuya preocupación e interés por los otros queda expuesta desde los primeros minutos de la trama. La actuación de Tom Cruise para dar vida al personaje es excepcional, y no es por los matices actorales que el personaje le demanda —en un actor que, además, no es reconocido por su capacidad histriónica—, sino por el compromiso y empeño que imprime en su personaje que se nota minuto a minuto mientras la historia avanza. Al no utilizar extras en las escenas que, además, resultan muy demandantes en el aspecto físico, los gestos y movimiento de Cruise se sienten orgánicos, reales. En más de una escena es imposible discernir si las expresiones de dolor eran auténticas o actuadas. En una película de este estilo donde el desenlace positivo es prácticamente inminente, resulta de mucho valor que se logre imprimir una sensación de vulnerabilidad real en su personaje central durante prácticamente toda la película.

La cinematografía aporta muchísimo a lo anterior, con tomas que se adaptan de manera magistral al escenario donde se desarrollan. Así, la cámara se vuelve casi claustrofóbica en los callejones de París; las tomas circulares son constantes, haciendo sentir que el personaje de Cruise se encuentra siempre rodeado, con obstáculos adonde quiera que mire. Luego, las tomas se alejan y expanden mientras muestran las azoteas de los edificios de Londres y cómo Ehtan Hunt corre hacia un objetivo aparentemente inalcanzable, desgastándose y exponiéndose mientras trata de llegar. Finalmente, las tomas en las montañas nevadas de Cachemira crean el ambiente perfecto para algunas de las secuencias más trepidantes y que sirven a la película de conclusión. Después de la introducción, ningún minuto de la cinta es mal utilizado, y cada dólar del alto presupuesto de la película se nota bien invertido en una película llena de detalles y con un guión que como menos mantiene el interés en una trama llena de giros y sorpresas.

Mission: Impossible — Fallout es un estudio de todo lo que debe hacerse en una buena película de acción. Resaltando como la mejor entrada de una serie compuesta de buenas películas, Fallout es una cinta importante dentro de un movimiento de cine de acción en Hollywood que apuesta más por la sustancia que por el entretenimiento estéril y sin motivación otra que la recaudación en taquilla. Así, Fallout se establece al lado de cintas recientes tan importantes como Baby Driver, Atomic Blonde, John Wick, Hanna o la misma Mad Max: Fury Road. Siendo no sólo una gran película de acción, sino una de las mejores película de este año, Fallout es una cinta imprescindible y que seguramente servirá de inspiración dentro del género en los años por venir.
Calificación: 4.5/5 respecto a la siguiente escala:——
1: Terrible
2: Mala
3: Buena
4: Excelente
5: Legendaria
2: Mala
3: Buena
4: Excelente
5: Legendaria
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