LOS ADIOSES
México, 2017
Directora: Natalia Beristain
Por GM
Está de moda hablar de Castellanos pero no de Rosario. Está de moda el feminismo, la pérdida de los estribos para deletrear la palabra E-Q-U-I-D-A-D. Y, sin duda alguna, los problemas sociales han sido siempre el común denominador de las luchas de género y de preferencias sexuales.
Los Adioses es, una vez entendida la breve introducción previa, más que una película biográfica. No se limita a mostrar la vida de la escritora, sino que se apropia de la esencia de su obra, la vuelve diálogos e intima con el espectador.
La película inicia con una escena desenfocada en la que un hombre y una mujer mayores —no tan mayores— mantienen en armonía besos y piel. Posteriormente, comienza la explicación de esa primera escena: el amor eterno entre Rosario Castellanos y Ricardo Guerra sintetizada en una sola línea: “Porque éramos amigos y a ratos nos amábamos”.
La historia se va contando de a poco, casi a capítulos, a versos. El reencuentro entre los dos personajes es el punto central del que parte la narración: “Te apareces de la nada después de tanto tiempo y me haces sentir desnuda”. Después se descentraliza, se enmarca en aspectos relevantes de la vida y obra de la escritora, siempre de la mano con lo cotidiano del matrimonio y los aspectos buenos y malos del mismo. Lo relevante de ésta —que bien podría ser la historia de cualquier matrimonio— es la época, las circunstancias y claro, los personajes.
La película se desarrolla a dos tiempos: el de la Rosario joven, universitaria, carente de experiencia y con los bolsillos llenos de esperanzas y ganas de escribir. Se encuentra junto a un Ricardo Guerra revolucionario, visionario y lleno de energía para sobresalir y para mostrarle al mundo que los jóvenes tienen el poder de mover el rumbo del país. Por otro lado se cuenta la ya mencionada historia del matrimonio póstumo entre ambos en donde se deja ver en un inicio un amor libre, despreocupado, con ganas de recuperar el tiempo perdido y compartir los éxitos cosechados.
En una entrevista, Natalia Beristain, la directora, menciona que su objetivo no era el de mostrar la vida de la escritora tal cual, sino apropiarse de los elementos importantes de la misma y organizarlos en una historia que pudiera ser contada sin necesidad de llenar al pie de la letra el perfil público de los personajes. Este mismo hecho se aclara al inicio de la película.
Es de resaltar el trabajo de ambientación y recreación de los años cincuenta que se realizó para el filme. Desde el peinado, el calzado, las vestimentas hasta las locaciones; el comportamiento (roles de género) e incluso las típicas máquinas de escribir. Todo combina en armonía con tonos rojizos y caobas al tiempo que caen en el marco de los párrafos de Castellanos que hacen casi el papel de música de fondo.
La historia del matrimonio se complica y se deja ver una clara lucha de éxito profesional mientras que surgen y resurgen los problemas de la pareja: abortos no provocados, inseguridades, infidelidades y la culminación de los mismos en una inminente separación.
“Porque habías de venir a quebrantar mis huesos y cuando Dios les daba consistencia pensaba en hacerlos menores que tu fuerza”
Mucho se ha dicho sobre el enfoque que se le da a contar una historia romántica y no a las obras de la escritora, cayendo casi en contradicción respecto a su naturaleza feminista. Sin embargo, Los Adioses es una película que cuenta con atinada precisión los puntos clave de la vida de Rosario Castellanos. Su objetivo no es el de mostrar una lucha feminista social, sino recopilar hechos relevantes de su vida para dejar en claro que no se trataba de un tema aparte pero tampoco su tema central. Lo va contando casi de forma personal con la historia de la pareja —el grito social viene de parte del espectador, quien puede dar por hecho que ambos contextos son una analogía del feminismo ya sea a pequeña o gran escala—: “¿Cómo es posible que sigamos con Sor Juana y sus reclamos del siglo XVII?”
Las actuaciones son otro punto increíble. Se trata de personajes amenos “hechos a la medida”; se nota la vivencia y el interés de los actores por recrear un personaje natural, nada forzado. En el caso de Rosario, Karina Gidi realiza un papel muy fino y a la vez dominante en la historia; es impresionante ver aunado a su gran actuación el trabajo de caracterización, el cual te arrastra y trasciende a través del filme. Lo mismo se puede decir de Daniel Giménez Cacho, quien, en sus propias palabras comenta: “no se hizo un retrato de quien era, sino que hicimos una interpretación de él con base en la información que teníamos y con el tipo de hombre que necesitábamos para Rosario”.
Por último, es de aplaudirse la armonía de la fotografía, los colores, los desenfoques, los detalles en escenas largas y el resalte que se le da a los gestos de los personajes. Incluso al final de la película, mientras se presentan los créditos, se puede apreciar el gran trabajo de recapitulación y edición que se llevó a cabo mientras se muestran una a una fotografías a blanco y negro de los diferentes rostros de la mujer en México.
EXTRA
¿Te gustaría conocer un poco más de las obras de Rosario Castellanos? Te compartimos un fragmento del poema “El resplandor del ser”:
Porque una palabra no es el pájaro
que vuela y huye lejos.
Porque no es el árbol bien plantado.
Porque una palabra es el sabor
que nuestra lengua tiene de lo eterno,
por eso hablo.
Calificación: 4/5 respecto a la siguiente escala:——
1: Terrible
2: Mala
3: Buena
4: Excelente
5: Legendaria
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