domingo, 14 de enero de 2018

Reseña: The Shape of Water

THE SHAPE OF WATER

(LA FORMA DEL AGUA)


Estados Unidos, 2017
Director: Guillermo del Toro 



En su discurso de agradecimiento al ganar el Globo de Oro al mejor director por The Shape of Water, Guillermo del Toro hablaba de su fidelidad a los monstruos y la manera en que éstos lo han salvado y absuelto por ellos desde su infancia, "porque los monstruos, creo, son los santos patronos de nuestra feliz imperfección". Estas palabras sintetizan la aportación del director al mundo del cine: utiliza los monstruos y la fantasía como medio para hablar de humanidad y sus más tristes, ocultos y maravillosos aspectos. Lo hace a demás a través de historias rebosantes de vida y magia, entretenidas y encantadoras a la vez. Todas estas características han alcanzado un punto cumbre con The Shape of Water, la historia de la mujer muda que se enamora de una criatura acuática en cautiverio en los Estados Unidos de la Guerra Fría en 1962.



Lo primero que salta a la vista en The Shape of Water es su calidad estética. La cámara, en movimientos sugerentes que la mantienen siempre viva, ofrece la visión de un mundo dinámico y alegre en contraposición de la atmósfera melancólica y oscura de que viste la obra en general. El trabajo de posproducción es notable. Los filtros de color, en que predominan los tonos acuáticos (azules y verdes) son consonantes con el ambiente noir del filme y su trama de espionaje en la Guerra Fría. A propósito de este último aspecto, hay un gran diseño de producción, con excelentes vestuarios y locaciones magníficas de una dedicación y nivel de detalle que recuerdan los buenos viejos tiempos de Tim Burton.



Cuando el momento esperado llega y se nos permite conocer a la criatura (Doug Jones), ésta resulta ser un ser fantástico en todos los aspectos. El trabajo con el maquillaje es sin duda extraordinario —la criatura vive en todos los sentidos, y por doquiera que se mire se encuentran detalles y características peculiares en un disfraz elegante y bien animado—, pero más impactante es la bella sintonía entre dicho personaje y la protagonista sin voz de la cinta, Elisa Esposito, quien es magníficamente interpretada por Sally Hawkins (Happy-Go-Lucky, Blue Jasmine)  en una actuación sin par del que surge una mujer fuerte y completa. Muy a la altura de dicha actuación están las de los personajes de soporte, particularmente el memorable antagonista de la cinta, Richard Strickland, interpretado por Michael Shannon (Revolutionary Road, Nocturnal Animals) y la de los amigos de Elisa, interpretados por Richard Jenkins y Octavia Spencer.



Como es natural, The Shape of Water va mucho más allá de sus poderosos atributos visuales. La historia de amor de fondo es un canto a la tolerancia y el respeto a la diversidad. Si se analiza al personaje central de la cinta, Elisa, se encuentra un ser en posición de desventaja al que le es imposible desenvolverse con naturalidad dada su condición de mudez. En torno a Elisa hay un aura  perpetua de soledad. Curiosa extensión a esta condición son sus fieles compañeros, Zelda y Giles, quienes son también ejemplo de dicha soledad y sufren discriminación racial o sexual. La cúspide de la metáfora está, por supuesto, en el monstruo del agua: la criatura fantástica, que pasa de ser adorada como un dios en el Amazonas a ser estudiada y torturada en las instalaciones del gobierno.



La trama de The Shape of Water se lleva de manera sobria. Se construye bien a los personajes y las secuencias son por lo general alegres pero mesuradas. Guillermo del Toro se ocupa en mostrar la interacción de los personajes y cómo el apoyo mutuo los mantiene a flote en un mundo que se les muestra siempre adverso en el nivel personal. No obstante, la cinta tiene momentos de contraste en los que del Toro muestra fuertes acordes de temática violenta o sexual que contrastan con el ritmo tranquilo de la composición en general. Aunque esos momentos de esporádica violencia son recurrentes en sus últimas películas, en el caso de The Shape of Water se reconoce más al viejo Guillermo del Toro de El espinazo del diablo (2001) en un trabajo mucho más orgánico, libre y natural que el de sus últimas grandes producciones.



Aunque con algunas deficiencias menores, The Shape of Water consigue establecerse sólida y presentar una bella metáfora de vida de manera muy sorpresiva dada la naturaleza fantástica de la cinta. La subtrama de espionaje en la Guerra Fría complementa y ubica temporalmente a la trama de manera similar a como sucedía en El laberinto del fauno y su contextualización en la guerra civil española. Lo más sorprendente al final es cómo del Toro se ha apropiado de todos los temas de actualidad de la industria cinematográfica en Hollywood y los ha sabido mezclar a la perfección con una historia de tierna oscuridad en el que hay pasajes maravillosos en los que además se hace homenaje a la industria del cine clásico, del que del Toro es un aficionado confeso. The Shape of Water es una película imperdible, un canto a la soledad y la tolerancia dinámico y terrible con momentos, en particular el último acto, de poesía pura.

Calificación: 5/5 respecto a la siguiente escala:——
       1: Terrible
       2: Mala
       3: Buena
       4: Excelente
       5: Legendaria

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