MAD MAX: FURY ROAD
(Australia, 2015)
Al fin me atrevo a comenzar con este ejercicio del que ya tenía bastantes ganas hace muchos meses y del que la desidia y la redacción de mi odiosa tesis me habían mantenido alejado por la misma cantidad de tiempo.
Pues bien, puedo decir con
felicidad que no pude haber encontrado mejor momento para comenzar con este
blog que con una película como Mad Max:
Fury Road.
30 años han pasado desde que la
última película de la saga, Mad Max
Beyond Thunderdome ha salido y, sin pretender hablar demasiado al respecto,
debo decir que en aquellos entonces Mad
Max se despedía con la frente en alto después de tres películas aclamadas
por la crítica y exitosas en la taquilla. Mad
Max 2 (también conocida como The Road
Warrior) es incluso considerada como una de las mejores películas de todos
los tiempos, y aparece en no pocos listados que tratan de enumerar las mejores
películas de la historia. Pues bien,
tres décadas después, el mismo director de las tres primeras, el australiano George
Miller (que compartiera el puesto con George Ogilvie en la última Mad Max) regresa con esta obra maestra
posicionándose, además del director de culto que ya era (en su filmografía se
encuentran también la aclamada Babe que
escribió y produjo, y las animaciones Happy
Feet, de las que no puedo opinar porque no las he visto), como un director
visionario al que no le sería difícil ocupar un asiento entre los mejores
directores de estos tiempos.

Por supuesto Immortan Joe pronto
se da cuenta del cambio de ruta, y de que le han robado además sus preciosos
objetos sexuales, por lo que de inmediato da la orden de dar caza a Furiosa y
recuperar a sus esposas. Este es uno de los momentos clave de la película, pues
lo que George Miller trata de denunciar es la discriminación a la que las
mujeres se ven sometidas en la sociedad moderna y el intento de estas de
sobresalir y de vivir con la dignidad y equidad. No pudo haberlo simbolizado
mejor que con el icónico cinturón de castidad del que las doncellas se
desprenden ya entrados en la persecución. Éste es el tema principal de la
película, y es bien ejecutado, de manera muy sutil, gracias a los excelentes
personajes femeninos que tienen un rol importante y que surgen a intervalos regulares a lo largo de la
película.
Bajo órdenes de Immortan Joe, y
liderada por él mismo, comienza una persecución delirante y caótica que ocupa
casi la totalidad de la película. Max se ve mezclado en dicha persecución por
circunstancias ajenas a él, y tiene que hacer uso de su ingenio para mejorar,
aunque sea un poco, su posición en principio sumamente desventajosa, y es a lo
largo de estas intrépidas escenas que se da lugar a las más grandes genialidades que
haya visto el cine de acción.
En primer lugar, la dirección de
arte es asombrosa; es en verdad impresionante la calidad de todos los
personajes de la película: especie de fenómenos dignos de ocupar una habitación
en el asilo Arkham, todos con el cerebro tan moldeado a conveniencia del Joe,
que no dudan en hacer hasta lo imposible para poder servir a su amo, aunque su
vida vaya en ello en innumerables ocasiones.
Los enemigos principales son tan
inolvidables como lo han sido en todas las anteriores entregas de la saga, son
personajes icónicos que representan con finura y deliciosa ironía los peores y
más ruines vicios de los seres humanos.
Las actuaciones son sobresalientes en todos los actores. En verdad logran dar vida y personalidad a una serie de personajes vulnerables pero determinados. En especial, el personaje de Max, es un personaje tan humano que toca fibras sensibles; un personaje tan alejado de los héroes invencibles que usualmente protagonizan este género, que se le ve sangrar y sufrir a cada momento, que se confiesa inferior a sus compañeros en algunas habilidades y cede ante estas realidades haciéndolo siempre con dignidad. Es un personaje resentido, sin esperanza y pesimista, totalmente contrastante con la realidad de los demás personajes que están precisamente cegados por una esperanza que, a momentos, no parece tener otra fundamento que el deseo humano de creer y seguir adelante, aunque todo alrededor te invite a desistir de continuar luchando en cualquiera que sea la pelea que se enfrenta.
Los efectos de cámara son espectaculares; la película es, en su totalidad, un himno de caos y destrucción tan bien ejecutado, tan coherente dentro de su excesiva y exagerada premisa, que mantiene entretenido en cada segundo al espectador y que sorprende incluso en los momentos en que se llega a pensar que ya se ha visto todo lo que la película podría dar.
Más de ciento cincuenta vehículos
realizados con un trabajo que no podría calificarse menos que de artesanal
ornamentan las extraordinarias y emocionantes persecuciones; trucos de cámara
en cada minuto (legando a las animaciones CG el menos tiempo posible de la
película), acrobacias enérgicas, coreografías impecables en las peleas cuerpo a
cuerpo, y todo esto matizado con un score musical a cargo del genial Junkie XL,
crean una obra cinematográfica completa en todos los sentidos y que no deja
ningún elemento descuidado o vacío. Mad Max: Fury Road marca sin duda un
antes y un después en un género tan descuidado y devaluado en nuestros días
como es el cine de acción, mostrando que en todo género se pueden realizar
verdaderas obras maestras, verdaderas piezas de arte. Mad Max: Fury Road es sin duda la mejor película en lo que va del
año, y una de las mejores películas de acción de todos los tiempos, y no creo
que sea desmedido afirmar que bien podría ser la mejor película de acción de la
historia.
Para más reseñas y noticias del séptimo arte, visita https://www.facebook.com/listasdekubrick?fref=ts
Calificación: 5/5 respecto a la siguiente escala:
1: Terrible
2: Mala
3: Buena
4: Excelente
5: Legendaria
2: Mala
3: Buena
4: Excelente
5: Legendaria
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