domingo, 28 de junio de 2015

Reseña: Insidious 3

  INSIDIOUS: CHAPTER 3

(EUA, 2015)






Hace ya cinco años, en 2010 (aunque tardó un poco más en llegar a las salas mexicanas pues, con fama incipiente, no era aún un éxito de taquilla asegurado para las exhibidoras de cine en México), vio la luz la película de horror Insidious que presentaba una propuesta interesante en lo que respecta al cine de horror. Si bien se encontraba lejos de resultar innovadora o de cambiar en lo absoluto la fórmula que el cine de horror en Hollywood ha utilizado ya por tantos años, al menos presentaba una premisa fresca con una historia sencilla pero original que giraba en torno a elementos fantásticos como los viajes astrales y la existencia de espíritus que vagaban, más allá de la muerte, por el mundo onírico (dimensión astral) y que buscan la poseción de los cuerpos físicos de las personas que, por alguna circunstancia, se separan de él.

Sin ser una película extraordinaria, pero explotando tan bien como se puede la fórmula del cine de horror norteamericano, Insidious se hizo de un lugar entre los asiduos al cine de horror y abrió las puertas para dos producciones posteriores: Insidious: Chapter 2 y Chapter 3. La segunda parte se estrenó en 2013 y era una continuación inmediata a la primera, dirigida (de igual manera que la original) por el australiano James Wan, que ha dirigido otras grandes producciones como The Conjuring o Furious 7. Por otro lado, Indidious: Chapter 3 se presentó como una precuela a la original y estuvo a cargo de Leigh Whannel, australiano también, quién se había desempañado hasta ahora como escritor y colaborador en muchas de las películas de James Wan.



La historia de esta película cuenta los orígenes de los personajes recurrentes en la saga, los investigadores paranormales Elise, Tucker y Specs. Sin tratar de proponer una historia mucho más desarrollada de lo que la empersa requería, el filme introduce un par de personajes nuevos en torno a los cuales gira la historia. Quinn Brenner es una adolescente que está por terminar la preparatoria cuya madre ha muerto recientemente y ha quedado a cargo de su padre Sean, al menos en lo que entra a la universidad. Ella siente un gran vacío a partir de la muerte de su madre y por ello trata de contactarla mediante sesiones espiritistas. El problema es que, a partir de sus experiencias sin protección, ha atraído a un demonio de la dimensión astral que quiere vivir consumiendo su energía vital. Quinn recurre a Elise para buscar ayuda pero ésta se ve incapaz de ayudar debido a que ésta es acosada también por una entidad de la dimensión astral que busca terminar con su vida. La situación con Quinn empeora gradualmente al punto de que Elise representa la úncia opción de salvación disponible, por lo que Elise se verá obligada a enfrentar y vencer sus demonios internos para después salvar a la pobre jovencita acosada por las maléficas entidades espectrales del más allá.


Sin ser demasiado original o ambiciosa, la historia plantea las bases necesarias que permiten desarrollar una serie de elementos sobrenaturales interesantes cuyo impacto se ve tristemente mermado después de conocer las dos anteriores producciones; esto es un elemento fundamental en una película cuyo valor agregado respecto a las decenas de producciones del género que llegan a la gran pantalla consistía precisamente en la frescura de su argumento. Es cierto que la película es más oscura que las anteriores, y que las entidades que pululan en la dimensión astral soncada vez más agresivas, pero eso no resulta suficiente para sorprendernos como en su momento hiciera la original.


No me atrevería decir, sin embargo, que se traté de una mala película, pero sí de una película mediocre en que ninguno de los elementos que la conforman resaltan por su calidad, sino que se limitan a cumplir con los requerimientos mínimos para mantenerla a flote. La fotografía es buena a secas, la música olvidable (pasa por completo desapercibida), las actuaciones (a excepción de Elise, bien interpretada por Lin Shaye) sosas y genéricas (aunque cuentan con el as bajo la manga de los personajes Tucker y Specs, que han sido una combinación muy bien recibida desde la original y que siguen aportando los momentos más divertidos del filme) y el diseño de arte acorde a los estándares de la industria, sin aportar nada más.

El peor pecado de Insidious: Chapter 3 es ser fruto de una industria estancada y descompuesta, que apuesta por completo a los sustos baratos y ruidosos antes que crear una sentimiento real de horror y tensión en el expectador. Seamos francos, todo el mundo se sobresalta ante cualquier elemento repentino que salte en pantalla después de haber mantenido un estado de calma en los momentos anteriores. A todo mundo impresionan los ruidos fuertes o las imágenes sin sentido; sin embargo, dichos elementos carecen de fuerza creativa y terminan, poco a poco, por causar un efecto menos intenso en los espectadores. Éste es el problema con la película que, por otro lado, explota tanto como puede los elementos a su alcance. 


La industria del cine de horror sigue estancada y esta no es la película que hará algo al respecto. Es recomendable sólo a los fanáticos de la saga o a quien guste de verdad de esta clase de cine, pero si se buscan propuestas de verdad interesantes en cuanto a cine de horror, recomendaría sin pensar otras producciones como la australiana The Babadook, o la francesa Livide, que dentro de el género, sí buscan hacer cosas innovadoras y ofrecer ideas mucho más originales a la audiencia.

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