DOCTOR STRANGE
(EE.UU., 2016)
A estas alturas no resulta para nada extraño el estreno de una película como Dr. Strange. Marvel ha acumulado tanta experiencia en el género de películas de superhéroes que ahora tienen una cómoda holgura que les abre las puertas de la experimentación. Películas como Antman, Guardians of the Galaxy, o incluso Deadpool, hace una década se habrían pensado proyectos irrealizables y sin embargo han logrado gran aceptación entre la crítica y entre el público. Es por ello que ahora una película como Dr. Strange, basada en un superhéroe de cómic no muy popular entre aquellos alejados a esta clase de publicaciones, es una realidad y cuentan con gran presupuesto, elenco, y el respaldo de un sólido proyecto como es el Marvel Cinematic Universe.
Dr. Strange cuenta el origen del poderoso personaje homónimo. Para quienes no estén familiarizados con la historia, Dr. Strange es un prominente neurocirujano cuyo talento sólo es equiparable a su gran ego y soberbia. En extremo racionalista, Strange rechaza toda pseudociencia o técnica médica alternativa y concentra sus esfuerzos en la resolución de casos clínicos complicados que ayuden a elevar su reputación, pero un desafortunado accidente lo imposibilita de seguir con su profesión. En su afán de recuperarse de su desastrosa condición médica, Strange se ve forzado —muy contra su voluntad— a experimentar con métodos alternativos hasta que cae en lo que a primera vista parece una secta espiritual pero que resulta ser un grupo de auténticos defensores de la Tierra ante las múltiples amenazas del multiverso.
Dr. Strange es una suerte de experimento dentro del cine de superhéroes. Por un lado se tiene un guión que, debe decirse, resulta convencional y poco creativo. Los diálogos resultan a momentos poco creativos e incluso sosos, el sentido del humor tan característico de Marvel —amado por unos y odiado por otros tantos— está presente y las situaciones que experimentan los personajes resultan en muchos momentos absurdas. Pero es entonces que se cae en la cuenta de que ésta es una producción de Marvel, y que no tiene pretensiones de ser seria o solemne, sino todo lo contrario, y no hacen por ocultar este afán por entretener y por mostrar situaciones inverosímiles, sino que su estructura gira precisamente en torno a éstas. Por otro lado se tiene una historia muy interesante —virtud, entiéndase, del propio cómic pero muy bien trasladada al cine— y que se presta para jugar con una serie de elementos que simplemente no se habían visto antes en esta clase de filmes, y éste es un hecho bienvenido.
La película explora varios elementos fascinantes, como son la dicotomía entre el racionalismo y la espiritualidad y el choque entre dos perspectivas totalmente disímiles de la realidad. Habla de temas interesantes como los viajes astrales, la apertura del tercer ojo, los universos paralelos, el plano astral, en fin, una serie de conceptos heredados de las culturas orientales y fusionados de forma creativa con elementos occidentales modernos, y que resultan tan atractivos por su ejecución cinematográfica como interesantes por lo que implican. La experiencia, además, es completada con un soundtrack interesante y una selección de locaciones espectacular, como la impresionante Katmandú.
Además de todos los aspectos técnicos que son sumamente relevantes, Marvel se las arregla siempre para conseguir grandes actores para sus papeles protagónicos, y esta vez lo ha hecho al tener a Benedict Cumberbatch (una de las nuevas figuras importantes en Hollywood que cuenta ya con varios papeles importantes, desde Tinker Tailor Soldier Spy hasta The Imitation Game, por la que fue nominado al Oscar) y a Tilda Swinton (actriz británica consolidada con una filmografía impresionante, donde destacan quizás We Need to Talk About Kevin, Only Lovers Left Alive y la saga de The Chronicles of Narnia), ambos haciendo grandes actuaciones y haciendo creíble la increíble y fantasiosa trama, que además resulta espectacular, con secuencias que se aventuran a experimentar, con éxito, con conceptos como el espacio-tiempo y paradojas temporales que, a momentos, recuerdan los momentos cúspide de Inception.
La película tiene muchas flaquezas, y tampoco logra librarse del todo de la monotonía que puede llegar a causar esta fórmula tan recurrida de introducir a un héroe y contarnos toda su historia de iniciación en la defensa del universo; tiene además un personaje antagonista tan irrelevante, y personajes secundarios que bien podrían estar ausentes sin afectar en lo absoluto la experiencia. A pesar de esto tiene tantas ideas originales, y tiene la valentía de arriesgarse a innovar un género que a momentos parece tan gastado pero que gracias a películas como ésta se revitaliza y crea grandes expectativas por lo que está por venir.
Calificación: 3.5/5 respecto a la siguiente escala:——
Dr. Strange cuenta el origen del poderoso personaje homónimo. Para quienes no estén familiarizados con la historia, Dr. Strange es un prominente neurocirujano cuyo talento sólo es equiparable a su gran ego y soberbia. En extremo racionalista, Strange rechaza toda pseudociencia o técnica médica alternativa y concentra sus esfuerzos en la resolución de casos clínicos complicados que ayuden a elevar su reputación, pero un desafortunado accidente lo imposibilita de seguir con su profesión. En su afán de recuperarse de su desastrosa condición médica, Strange se ve forzado —muy contra su voluntad— a experimentar con métodos alternativos hasta que cae en lo que a primera vista parece una secta espiritual pero que resulta ser un grupo de auténticos defensores de la Tierra ante las múltiples amenazas del multiverso.
Dr. Strange es una suerte de experimento dentro del cine de superhéroes. Por un lado se tiene un guión que, debe decirse, resulta convencional y poco creativo. Los diálogos resultan a momentos poco creativos e incluso sosos, el sentido del humor tan característico de Marvel —amado por unos y odiado por otros tantos— está presente y las situaciones que experimentan los personajes resultan en muchos momentos absurdas. Pero es entonces que se cae en la cuenta de que ésta es una producción de Marvel, y que no tiene pretensiones de ser seria o solemne, sino todo lo contrario, y no hacen por ocultar este afán por entretener y por mostrar situaciones inverosímiles, sino que su estructura gira precisamente en torno a éstas. Por otro lado se tiene una historia muy interesante —virtud, entiéndase, del propio cómic pero muy bien trasladada al cine— y que se presta para jugar con una serie de elementos que simplemente no se habían visto antes en esta clase de filmes, y éste es un hecho bienvenido.
La película explora varios elementos fascinantes, como son la dicotomía entre el racionalismo y la espiritualidad y el choque entre dos perspectivas totalmente disímiles de la realidad. Habla de temas interesantes como los viajes astrales, la apertura del tercer ojo, los universos paralelos, el plano astral, en fin, una serie de conceptos heredados de las culturas orientales y fusionados de forma creativa con elementos occidentales modernos, y que resultan tan atractivos por su ejecución cinematográfica como interesantes por lo que implican. La experiencia, además, es completada con un soundtrack interesante y una selección de locaciones espectacular, como la impresionante Katmandú.
Además de todos los aspectos técnicos que son sumamente relevantes, Marvel se las arregla siempre para conseguir grandes actores para sus papeles protagónicos, y esta vez lo ha hecho al tener a Benedict Cumberbatch (una de las nuevas figuras importantes en Hollywood que cuenta ya con varios papeles importantes, desde Tinker Tailor Soldier Spy hasta The Imitation Game, por la que fue nominado al Oscar) y a Tilda Swinton (actriz británica consolidada con una filmografía impresionante, donde destacan quizás We Need to Talk About Kevin, Only Lovers Left Alive y la saga de The Chronicles of Narnia), ambos haciendo grandes actuaciones y haciendo creíble la increíble y fantasiosa trama, que además resulta espectacular, con secuencias que se aventuran a experimentar, con éxito, con conceptos como el espacio-tiempo y paradojas temporales que, a momentos, recuerdan los momentos cúspide de Inception.
La película tiene muchas flaquezas, y tampoco logra librarse del todo de la monotonía que puede llegar a causar esta fórmula tan recurrida de introducir a un héroe y contarnos toda su historia de iniciación en la defensa del universo; tiene además un personaje antagonista tan irrelevante, y personajes secundarios que bien podrían estar ausentes sin afectar en lo absoluto la experiencia. A pesar de esto tiene tantas ideas originales, y tiene la valentía de arriesgarse a innovar un género que a momentos parece tan gastado pero que gracias a películas como ésta se revitaliza y crea grandes expectativas por lo que está por venir.
Calificación: 3.5/5 respecto a la siguiente escala:——
1: Terrible
2: Mala
3: Buena
4: Excelente
5: Legendaria
2: Mala
3: Buena
4: Excelente
5: Legendaria
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