domingo, 9 de octubre de 2016

Reseña: Kubo and the Two Strings

KUBO AND THE TWO STRINGS

(KUBO Y LA BÚSQUEDA SAMURÁI)


(EE.UU., 2016)



Kubo es un niño que vive en una montaña con su madre, en un Japón antiguo y mítico. Su padre murió muchos años atrás tratando de defender a Kubo de su malvado abuelo, el Rey Luna (Moon King), quien quería quedarse con Kubo y quitarle los ojos —consiguió de hecho quitarle uno— para desconectarlo del mundo terrenal al hacerlo incapaz de verlo —con connotación evidentemente simbólica—. En el escape, su madre consiguió salvarlo aunque ella ha quedado gravemente enferma y desde entonces sólo tiene un par de horas de lucidez al día. Kubo sustenta su hogar bajando todos los días a la villa y narrando historias épicas mientras las reproduce manipulando mágicamente figuras de origami. Éste es su modo de vida hasta que su abuelo y sus tías lo encuentran y Kubo debe emprender una aventura para terminar de una vez por todas con el mal que lo acecha. La anterior es la premisa de Kubo and the Two Strings, una película filmada por completo en stop-motion y la más reciente producción de los estudios Laika, a quienes algunos se atreven a llamar herederos espirituales de los legendarios Studio Ghibli del Japón.



Al ser una película en stop-motion —y, me atrevería a decir, al ser producida por Laika— lo primero que llama la atención es el estilo visual. Kubo es una película impactante y un gran deleite visual de principio a fin. El diseño de arte es impresionante, los escenarios magníficos y el trabajo de animación en general es de una calidad pocas veces vista en el cine. Es difícil no darse cuenta del gran trabajo que involucró para los artistas el desarrollo de estas películas —vale la pena echar un vistazo a los múltiples videos detrás de cámaras disponibles en la red— y lo más interesante es que es difícil encontrar la frontera entre la animación pura, foto por foto, y los efectos visuales que se consiguieron en la posproducción: podría llegarse a pensar erróneamente que algunas de las escenas más extraordinarias se lograron por medio de efectos de computadora cuando en realidad es animación puramente artesanal fotografiada cuadro a cuadro.



La música es otro elemento que resalta en Kubo. No sólo es maravillosa y transporta de inmediato a la época y contexto en que la historia se desenvuelve, sino que además se entrelaza con la trama de una manera astuta y bien justificada: la música es un personaje más —y uno por demás importante— de la cinta. Las actuaciones de voces también son excelentes, y contribuyen muchísimo a la conexión que la audiencia desarrolla con la cinta. Están a cargo —en la versión en inglés, que es en la que se basa esta reseña— por grandes actores como Charlize Theron (Monster, Mad Max: Fury Road), Matthew McConaughey (Interstellar, Dallas Buyers Club) y Rooney Mara (The Girl with the Dragon Tattoo, Carol) quienes fueron muy bien dirigidos y cuyo compromiso escena a escena es notable.



Laika es un estudio de gran trascendencia. Kubo es apenas su cuarta película (precedida por Coraline, ParaNorman y The Boxtrolls) y en cada una de ellas han logrado impactar a la crítica y a las audiencias por igual, a pesar de que dichos resultados no han sido precisamente visibles en taquilla, lo que es un hecho lamentable. El trabajo en sus películas —y Kubo no es la excepción— es un andamio muy complejo en el que cada uno de sus componentes suelen cuidarse con meticulosidad y compromiso inigualables, además de que se dan la libertad de experimentar con temas y estilos con los que usualmente no se relacionan las otras casas productoras de animaciones —como Pixar o Dreamworks—. Kubo es resultado de esta experimentación y de este gran trabajo



Podría parecer que Kubo tiene una historia convencional —pues a pesar de ser interesante, es cierto que se han visto múltiples historias de tonalidad similar—, y sin embargo Laika no se olvida —y da, de hecho, especial relevancia— de los temas detrás de la trama: hay una gran carga de temática espiritual y folklórica de las culturas orientales, hay un mensaje de tolerancia y humanidad, y una reflexión acerca de lo terrible que puede parecer el mundo terrenal y de lo tentador que podría parecer buscar una salida, un escape a todo este caos. Y sin embargo, Kubo da el claro mensaje de que el ser humano porta en sí mismo las razones para seguir viviendo. Es cierto que hay algunas debilidades argumentales, y que Kubo se queda a un par de pasos de la genialidad que Laika ya había logrado, por ejemplo, en Coraline. A pesar de ésto, Kubo sigue siendo una película maravillosa y una de las mejores producciones que se han estrenado este año.

Calificación: 4/5 respecto a la siguiente escala:——
       1: Terrible
       2: Mala
       3: Buena
       4: Excelente
       5: Legendaria

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