domingo, 23 de julio de 2017

Reseña: Transformers: The Last Knight

TRANSFORMERS:

THE LAST KNIGHT


Estados Unidos, 2017
Director: Michael Bay



Si algún detractor del cine de Hollywood quisiera demostrar la decadencia del cine norteamericano, tendría el trabajo ya hecho con Transformers: The Last Knight. Las películas de Transformers son, a final de cuentas, cintas de robots alienígenas gigantes que se convierten en Lamborghinis y Camaros, que son acompañados por dinosaurios gigantes de metal que escupen fuego, tienen personalidad de soldados adoctrinados estadounidenses y hacen chistes fanfarrones todo el tiempo en medio de una miríada de explosiones y, ahora, espadas de la época del rey Arturo, dragones de tres cabezas y batallas medievales... ¿Se necesita decir más? Esta penosa saga se las ha arreglado para empeorar progresivamente, logrando en cada entrega ser más mala que la anterior; The Last Knight no rompe con esta pauta.



Siendo justos, sería injusto decir que Transformers está destinada al fracaso por su argumento tan extravagante. Las verdaderas razones por las que dichas cintas son, en efecto, un fracaso, se originan en su esencia cinematográfica, precisamente, y todas pueden ser observadas en The Last Knight. La trama de ésta, por completo injustificada, nos remonta a tiempos medievales cuando a Merlín, un charlatán borracho y mujeriego —no podía ser distinto, si no no sería divertido, claro—, lo ayudan unos ciertos Transformers ancestrales a terminar la sanguinaria guerra contra los sajones... Pareciera que Michael Bay (director de la cinta) ha visto todo el revuelo causado por Game of Thrones y le ha parecido buena idea usar un poco de la fórmula en sus películas... Sólo que el resultado es por completo decadente.



La lista de atrocidades se despliega a partir de que se da a conocer el argumento. The Last Knight introducir personajes a diestra y siniestra, sin apenas desarrollarlos y luego se deshace de ellos sin la menor consideración. Con sus personajes supuestamente principales no mejora mucho la situación: un acabado Mark Wahlberg (Deepwater Horizon, Ted 2) las hace de héroe y comediante —cuando de heroico no tiene nada— y Laura Haddok (Guardians of the Galaxy) interpreta a una profesora de la Universidad de Oxford que no cree en la magia y que se burla con pretensión de las leyendas que se supone ha dedicado toda su vida a estudiar con respeto y dedicación. Los diálogos son en verdad molestos, nefastos, útiles tan sólo para recordarnos que esos personajes sin personalidad que estamos viendo, se supone, tiene una historia detrás. Lo peor es la subtrama amorosa, predecible, metida con calzador, que envuelve a los dos protagonistas.



Si bien el guión es tosco y la dirección es nula —Michael Bay no dirige: filma explosiones y stand-ups—, en los apartados técnicos, que es donde se supone que The Last Knight podría resaltar, la historia no mejora nada. La edición es pésima de principio a fin. Los personajes se teletransportan de un lugar a otro en un mismo escenario sin ninguna explicación. Las cámaras no dejan de girar en torno a los personajes en todas las secuencias de acción para hacerlas sentir épicas, gastando muy pronto el truquito. Además, la música, por completo genérica, denota mal gusto en su selección y composición: de acuerdo a ésta un partido de polo es tan impactante como una lucha por la salvación de la tierra en mitad del cielo... Y sucede algo curioso con el aspect ratio de la pantalla en el último acto de la cinta, y es que éste empieza a cambiar de un momento a otro sin razón aparente, y si la hay no he logrado identificarla. Pareciera que se han filmado algunas escenas de último momento y que las han recortado y pegado en mitad de las que ya estaban como si esto lograra salvar de cierta manera la cinta. No se logra, si esa fue la intención.



Hay algunas —muy pocas— escenas que logran transmitir alguna emoción. Es en estos emocionantes momentos en los que se ve a algún robot o personaje en su máximo esplendor que la película decide sabotearse con algún chiste estúpido y de mal gusto. Esto es constante durante toda la película: no hay absolutamente ninguna escena que confíe en sus méritos propios para mantener entretenido al espectador y deciden confiar entonces en los chistes, uno tras otro, cada uno tan malo o peor que el anterior... Eso arruina cualquier mérito que la película pueda tener, y ver a Anthony Hopkins diciendo chistes tan triviales en todo momento resulta desalentador. Además, hay un tema de ciencia contra misticismo "trabajado" en el guión, que parece haber sido escrito por un mal estudiante con resentimiento hacia la escuela. Sólo queda suponer que ése no ha sido el caso.



Es evidente que se va a ver una película como The Last Knight sin muchas expectativas y con ánimos de ver una trama sencilla y, quizás, divertida. Pero la película hace tanto para arruinar la experiencia que incluso sus escasos puntos positivos, como los efectos especiales, el diseño de personajes —los que no son plagio de algún otro robot o monstruo famoso— o algunas secuencias de acción, se ven irremediablemente arruinadas por todo lo que les rodea. The Last Knight es un verdadero caso de estudio de todo lo que está mal en el cine norteamericano. Y lo peor: amenaza con una secuela más.

Calificación: 1/5 respecto a la siguiente escala:——
       1: Terrible
       2: Mala
       3: Buena
       4: Excelente
       5: Legendaria

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