BLADE RUNNER
Estados Unidos, 1982
Director: Ridley Scott
Director: Ridley Scott
A unos días del estreno de la muy esperada Blade Runner 2049, es quizás un buen momento de hacer una pequeña revisión de lo que representa el gran clásico original, Blade Runner de 1982. Dirigida por Ridley Scott apenas tres años después de la también legendaria Alien, Blade Runner habla de un futuro en el año 2019 en que los seres humanos han creado con bioingeniería unos androides virtualmente idénticos a los humanos llamados replicantes, mismos que son seres con fuerza, velocidad y agilidad superiores a los de los humanos y que son usados como esclavos en las colonias fuera de la Tierra. Estos replicantes tienen prohibida su entrada a la tierra, Un grupo de estos replicantes ha escapado a la tierra, y ahora un agente, llamado blade runner, tiene el trabajo de retirarlos (eufemismo de matarlos).
Blade Runner es una película visionaria en todos los aspectos. Hay tanto que decir —pero también tanto que ya se ha dicho—, que se tratará de ser concreto. Comenzando con el aspecto visual/estético, Blade Runner es una película muy innovadora, considerada incluso una precursora del cyberpunk, que es el subgénero de la ciencia ficción en que se mezclan grandes avances tecnológicos con una sociedad decadente. La película luce espectacular, retratando una ciudad de Los Angeles oscura, multicultural, contrastante, muy marcada por la vida mercantilizada plena de luces de neón, de anuncios comerciales en diferentes idiomas, auxiliada con una composición de imagen impresionante que se ayuda en todo momento del juego de luces, humo y lluvia. Además, la música de Vangelis fue otro elemento impactante de la cinta: el estilo era muy característico y se conjugaba de forma asombrosa con las imágenes que se observaban en pantalla.
La cinta es, en esencia, una película de cine neo noir. Es, pues, una película de detectives en la que el protagonista, Rick Deckard (Harrison Ford), es el modelo de antihéroe de mural dudosa que hace investigación en su afán de acercarse a sus víctimas. El ritmo de la película es muy pasivo, tiene un tempo sumamente lento en el que se da importancia a la atmósfera y los temas por encima del dinamismo o las secuencias de acción. Esto crea, desde el comienzo, un ambiente de melancolía y, de alguna manera, una perpetua fragilidad. La cinematografía ayuda mucho a la conformación de dicha atmósfera: en cada escena, la cámara no se preocupa tan sólo de capturar a los personajes, sino que hace mucho más y explora la escenografía con detalle aún cuando la acción principal que involucraba a los personajes ha terminado algunos segundos antes.
Además de lo magnífico de su cinematografía y demás aspectos visuales, Blade Runner destaca por los temas tan ambiciosos que trata con tanta efectividad. El tema principal de la película es un cuestionamiento crítico hacia qué implica el ser humano y qué es lo que en realidad nos hace serlo. Es impactante que una e las maneras de distinguir a los replicantes es el trastorno que les causa el sólo hecho de plantearse la idea de no ayudar a un ser en necesidad, idea con la que los humanos, en cambio, parecen sentirse cómodos. ¿Quién es entonces más humano? Una palabra clave es identidad. Y ésta es, de hecho, la motivación detrás de la búsqueda de los replicantes en su visita a la Tierra, además de una necesidad de conocer a su creador, de cuestionarlo y hacerle un justo reclamo: ¿por qué él (¿Él?) les dio una vida tan corta? ¿Con qué derecho se pueden limitar las emociones, los sentimientos, los recuerdos de alguien? ¿Qué sucede con las vivencias, con las experiencias que se han vivido? "Todos esos recuerdos se perderán, como lágrimas en la lluvia", dice una de las líneas icónicas de la cinta, acompañada de una intensa carga emocional.
La película toca además otros temas secundarios muy relevantes: la discriminación que sufren los replicantes, el ocaso de una sociedad corrupta, la multiculturalidad que lleva a la falta de identidad y comunicación, las clases altas impolutas, tan alejadas al mundo terrenal —aspecto ilustrado además con un bello diseño de producción que, a su vez, encierra varias referencias culturales—, y otros elementos tan sutiles como fuertes, como el hecho de que una replicante mujer deba dedicarse a ser bailarina exótica para poder ejercer un rol aceptado por una sociedad evidentemente inconsciente... La lista de temas continúa —hay incluso algunos reclamos a las temáticas, causada probablemente por la riqueza de temáticas que la película aborda.
Resulta increíble que aunque Blade Runner se haya estrenado hace 35 años, siga siendo vigente en nuestros días. Mas no podría ser de otra manera tratándose de una película tan compleja y que puede ser deshilvanada y analizada desde tantas ópticas. Además del estilo visual y estético único, la música inolvidable y una mezcla excelsa de temas, las actuaciones eran también excelentes. Particularmente Harrison Ford, y una actuación perfecta del holandés Rutger Hauer (encarnando a uno de los antagonistas más icónicos de la historia del cine) son elementos excepcionales. Blade Runner está entre las mejores películas de ciencia ficción de la historia, y sigue siendo un referente obligatorio en el género, además de fuente de inspiración para decenas de obras más recientes.Si Blade Runner 2049 estará a la altura o no, será tema de discusión para dentro de ya muy poco.
Blade Runner es una película visionaria en todos los aspectos. Hay tanto que decir —pero también tanto que ya se ha dicho—, que se tratará de ser concreto. Comenzando con el aspecto visual/estético, Blade Runner es una película muy innovadora, considerada incluso una precursora del cyberpunk, que es el subgénero de la ciencia ficción en que se mezclan grandes avances tecnológicos con una sociedad decadente. La película luce espectacular, retratando una ciudad de Los Angeles oscura, multicultural, contrastante, muy marcada por la vida mercantilizada plena de luces de neón, de anuncios comerciales en diferentes idiomas, auxiliada con una composición de imagen impresionante que se ayuda en todo momento del juego de luces, humo y lluvia. Además, la música de Vangelis fue otro elemento impactante de la cinta: el estilo era muy característico y se conjugaba de forma asombrosa con las imágenes que se observaban en pantalla.
La cinta es, en esencia, una película de cine neo noir. Es, pues, una película de detectives en la que el protagonista, Rick Deckard (Harrison Ford), es el modelo de antihéroe de mural dudosa que hace investigación en su afán de acercarse a sus víctimas. El ritmo de la película es muy pasivo, tiene un tempo sumamente lento en el que se da importancia a la atmósfera y los temas por encima del dinamismo o las secuencias de acción. Esto crea, desde el comienzo, un ambiente de melancolía y, de alguna manera, una perpetua fragilidad. La cinematografía ayuda mucho a la conformación de dicha atmósfera: en cada escena, la cámara no se preocupa tan sólo de capturar a los personajes, sino que hace mucho más y explora la escenografía con detalle aún cuando la acción principal que involucraba a los personajes ha terminado algunos segundos antes.
Además de lo magnífico de su cinematografía y demás aspectos visuales, Blade Runner destaca por los temas tan ambiciosos que trata con tanta efectividad. El tema principal de la película es un cuestionamiento crítico hacia qué implica el ser humano y qué es lo que en realidad nos hace serlo. Es impactante que una e las maneras de distinguir a los replicantes es el trastorno que les causa el sólo hecho de plantearse la idea de no ayudar a un ser en necesidad, idea con la que los humanos, en cambio, parecen sentirse cómodos. ¿Quién es entonces más humano? Una palabra clave es identidad. Y ésta es, de hecho, la motivación detrás de la búsqueda de los replicantes en su visita a la Tierra, además de una necesidad de conocer a su creador, de cuestionarlo y hacerle un justo reclamo: ¿por qué él (¿Él?) les dio una vida tan corta? ¿Con qué derecho se pueden limitar las emociones, los sentimientos, los recuerdos de alguien? ¿Qué sucede con las vivencias, con las experiencias que se han vivido? "Todos esos recuerdos se perderán, como lágrimas en la lluvia", dice una de las líneas icónicas de la cinta, acompañada de una intensa carga emocional.
La película toca además otros temas secundarios muy relevantes: la discriminación que sufren los replicantes, el ocaso de una sociedad corrupta, la multiculturalidad que lleva a la falta de identidad y comunicación, las clases altas impolutas, tan alejadas al mundo terrenal —aspecto ilustrado además con un bello diseño de producción que, a su vez, encierra varias referencias culturales—, y otros elementos tan sutiles como fuertes, como el hecho de que una replicante mujer deba dedicarse a ser bailarina exótica para poder ejercer un rol aceptado por una sociedad evidentemente inconsciente... La lista de temas continúa —hay incluso algunos reclamos a las temáticas, causada probablemente por la riqueza de temáticas que la película aborda.
Resulta increíble que aunque Blade Runner se haya estrenado hace 35 años, siga siendo vigente en nuestros días. Mas no podría ser de otra manera tratándose de una película tan compleja y que puede ser deshilvanada y analizada desde tantas ópticas. Además del estilo visual y estético único, la música inolvidable y una mezcla excelsa de temas, las actuaciones eran también excelentes. Particularmente Harrison Ford, y una actuación perfecta del holandés Rutger Hauer (encarnando a uno de los antagonistas más icónicos de la historia del cine) son elementos excepcionales. Blade Runner está entre las mejores películas de ciencia ficción de la historia, y sigue siendo un referente obligatorio en el género, además de fuente de inspiración para decenas de obras más recientes.Si Blade Runner 2049 estará a la altura o no, será tema de discusión para dentro de ya muy poco.
Calificación: 5/5 respecto a la siguiente escala:——
1: Terrible
2: Mala
3: Buena
4: Excelente
5: Legendaria
2: Mala
3: Buena
4: Excelente
5: Legendaria
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