domingo, 8 de octubre de 2017

Reseña: Blade Runner 2049

BLADE RUNNER 2049


Estados Unidos, 2017
Director: Denis Villeneuve


Hace más de 30 años, en 1982, se estrenó Blade Runner de Ridley Scott. Era una película que, a pesar de ser recibida con opiniones mixtas y no un gran éxito en taquilla, demostró con el tiempo ser una obra imprescindible del séptimo arte. Sentó precedentes en el mundo de la ciencia ficción, fundando una escuela cinematográfica que más tarde serviría como base a infinidad de películas por su estilo visual, musical y temático. 35 años después se estrena la secuela, Blade Runner 2049, que no hace sino expandir, en toda la extensión de la palabra, aquel universo iniciado por Scott.



La historia se centra en K (Ryan Gosling), que es un replicante diseñado para no poder desobedecer órdenes y que además funge él mismo como blade runner, retirando a otros replicantes renegados. Quien no haya visto la cinta original, debe saber que un replicante es una especie de androide creado mediante bioingeniería, que tiene sentimientos y reacciones humanas, pero que es utilizado como esclavos por los humanos Pero en realidad eso es todo lo que se tiene que conocer de la historia de la Blade Runner original para entender a 2049, pues ésta logra despegarse de aquélla lo suficiente como para ser una película perfectamente independiente, situada, sí, en el mismo universo, pero que se ha pensado como una obra diseñada para separarse y aspirar a mejorar en todos los aspectos. Hay elementos comunes, por supuesto: el antihéroe protagonista, el estilo neo-noir, la atmósfera taciturna, el ritmo calmo de la original; sin embargo Blade Runner 2049 es una obra completa por sí misma, y suficientemente ambiciosa para mantener el interés en su totalidad.



Lo primero que salta a la vista es, por supuesto, el impresionante estilo visual de la cinta. La cinematografía de la película es espectacular. Es, de hecho, una de las mejores obras visuales de los últimos años. La cinematografía está a cargo de Roger Deakins (13 nominaciones al Oscar en su impresionante trayectoria), y su trabajo es impecable. La composición de cada imagen resulta impactante: el juego con la gama de colores, con los efectos de luz, sombra, agua y neblina son una absoluta delicia visual. Cada escena tiene algún elemento que la hace única. Pero, además, los movimientos de cámara sutiles y la manera en que se capturan las expresiones faciales de los actores es impecable. Por otro lado, añade muchísimo el diseño de producción, pues los escenarios son maravillosos y masivos, ya sea que se trate de las oscuras calles de una futurista Los Angeles, los cuerpos de algunos replicantes dispuestos como si se tratase de viejas esculturas griegas, o las estatuas derruidas de una ciudad de Las Vegas en ruinas, el trabajo es excepcional en todos los aspectos. Blade Runner 2049 es la cinta más llamativa visualmente del año.



La música es otro apartado notable de la cinta, y es otro de los aspectos que conectan a 2049 con la Blade Runner original, donde la música no era un elemento que adornara o matizara las escenas, sino que era un componente vital de la película: estaba integrada a ella. En 2049 ocurre lo mismo: la música es un elemento narrativo más. Si bien se sigue la esencia de las composiciones de Vangelis (creador de la música original), Hans Zimmer y Benjaming Wallfisch (los dos grandes compositores encargados de 2049) no se limitan a hacer un mero homenaje, sino que siguen con la misma premisa y han compuesto un soundtrack que se integra a la trama y le suma gran intensidad. La película, como ya se ha dicho, tiene un tempo pasivo; hay muchas escenas silenciosas, con ausencia total de música, pero cuando la ésta suena lo hace con una fuerza tal que inyecta de vitalidad a la obra.



Los temas de fondo de 2049 son tan ambiciosos como en su precuela. Si la película original meditaba sobre en qué consistía la humanidad, y nos hacía testigos de la búsqueda y amor por la vida de los protagonistas, el reclamo hacia su creador por hacerlos seres fugaces, 2049 toma dicha premisa y la redirige. ¿Qué son los recuerdos? ¿Qué hace a un humano ser humano? El protagonista es un replicante que es usado para matar a los de su mismo tipo, pero las dudas existenciales lo persiguen en cada momento. Por otro lado, el amor es otro de los temas conductores de la trama, pero éste está explorada desde una nueva forma —similar, quizás, a lo que hizo Her—, representado en el filme por la manera en que una inteligencia artificial diseñada para satisfacer necesidades de su usuario termina transmutando lo que siente hasta convertirlo en un sentimiento del que no se podría debatir su pureza. Se explora el significado de los recuerdos, y se juega con esta herramienta para plantear preguntas mucho más significativas. ¿Puede ser algo artificial más humano que los mismos humanos?



Por supuesto que todos los aspectos de la película no funcionarían tan bien de no ser por la extraordinaria dirección de Denis Villeneuve, quien con esta película se consolida como uno de los mejores directores trabajando en la actualidad —habrá quien dice que ya lo había hecho desde sus anteriores cintas, como Sicario o Arrival, otra obra maestra de la ciencia ficción—. El toque de Villeneuve es notable en todo momento, desde las actuaciones tan bien logradas de Harrison Ford y Ryan Gosling, hasta el estilo del todo contemplativo de la cinta. Es imposible entender la visión de Villeneuve en 2049 sin leer la influencia de directores como Ridley Scott, por supuesto, pero también de Stanley Kubrick o Andrei Tarkovsky.



Blade Runner 2049 intenta lograr lo que su predecesora hizo en su momento: crear una base imprescindible para el cine que vendría a continuación. Lo sorprendente es que parece lograr el ambicioso objetivo, y parece evidente que la película se volverá un clásico instantáneo. Lo más increíble es que 2049 es una obra independiente y sobrevive como trabajo relevante independientemente de la existencia de Blade Runner. No precisa del abuso de las secuencias de acción o la aparición constante de los actores secundarios (como Jared Leto o Dave Bautista) para atrapar la atención, ni reciclar todo el tiempo el estilo de la anterior, ni recurrir a la nostalgia como eje central. La cinta es una de las mejores películas del año, y una nueva obra maestra del cine de ciencia ficción.

Calificación: 5/5 respecto a la siguiente escala:——
       1: Terrible
       2: Mala
       3: Buena
       4: Excelente
       5: Legendaria

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