STAR WARS:
THE LAST JEDI
Estados Unidos, 2017
Director: Rian Johnson
Director: Rian Johnson
Cada estreno de una nueva película de Star Wars es un gran acontecimiento en el mundo cinematográfico. Aunque la noticia de esta nueva trilogía fue observada con escepticismo en un inicio, lo cierto es que The Force Awakens en 2015 fue muy buen recibida tanto en taquilla como por la crítica especializada; ésta última se dejó llevar por la nostalgia ante una película que dependía más en las referencias a las cintas clásicas que tanto gustan a la audiencia que en su originalidad, mas la fórmula funcionó a la perfección. The Last Jedi ha despertado en la audiencia las mismas expectativas, pero ésta sí consigue sobresalir como una excelente película de ciencia ficción, unificando todos los aciertos que hicieron de la trilogía original una saga legendaria junto con sus méritos propios en la narrativa, presentación y dirección.
La trama detrás de The Last Jedi es sencilla: la historia sigue a los rebeldes liderados por la princesa Leia mientras tratan de escapar de las fuerzas de la Primera Orden, quienes los superan en número y armamento. Todos los acontecimientos de la película suceden en el marco de esta gran persecución, que de cierta forma recuerda a lo hecho por Mad Max: Fury Road en cuanto al gran evento único en que se desenvolvía toda su trama. Las oportunidades que esta historia, simple en apariencia, da, son por completo utilizadas: hay una sensación de vulnerabilidad constante de los rebeldes, que se ven en serios problemas en una huida desesperada llenos de intermitentes pequeños éxitos superados por los altos costos que éstos significan en suma con los nuevos obstáculos que de manera constante se siguen presentando.
Si bien la historia principal de la cinta se centra en el gran escape de los rebeldes, las diferentes subtramas de The Last Jedi juegan un papel fundamental. No sólo contribuyen a construir una historia rica y entretenida, sino que también desarrollan varios temas importantes que nutren al filme. Por un lado, hay un fuerte componente de crítica social ante la forma en que ciertas sociedades se enriquecen a costa del sufrimiento y explotación de otros: la frivolidad y opulencia de dichas sociedades es contrastada con el maltrato que se evidencia de forma, eso sí, quizás demasiado directa. Esta temática se expande y lleva a tratar otros temas como el maltrato animal y la explotación infantil. Además, la película se ocupa en reflexionar acerca de lo que significa ser bueno o malo, y cómo los significados de dichos términos se difuminan bajo ciertos contextos.
Hay temas filosóficos profundos detrás de los personajes, que en general están muy bien desarrollados. Particularmente en el caso de Luke Skywalker, un personaje sumamente complejo, las motivaciones e ideologías detrás de su actuar son complicadas pero sensatas. El conflicto está en general presente en todos los personajes y éste es presentado con diálogos interesantes pero también con secuencias maravillosas: la representación y explicación de la Fuerza nunca había sido hecha de una forma tan fina. La importancia que la Fuerza juega en el universo de Star Wars se trabaja de una forma más amplia que como se había hecho antes en ninguna otra película.
Finalmente, The Last Jedi es también una delicia visual. Tiene escenas de acción espectaculares y un diseño de producción extraordinario. Los maquillajes, vestuarios y el diseño, por ejemplo, de las distintas razas alienígenas es impresionante. El uso del color rojo es un elemento con el que se juega a lo largo de la cinta y que tiene muy buenos resultados. Además, la dirección de Rian Johnson, que ya había hecho un gran trabajo con Looper, es bienvenida y se acompaña de una buena escritura del guión que corrige todo aquello que The Force Awakens había hecho mal hace dos años.
Es cierto que The Last Jedi tiene algunos huecos argumentales, y que ciertas situaciones son demasiado forzadas o se sustentan en no más que causalidades, o que terminan siendo un tanto predecibles. Pero las aspiraciones de la cinta no iban dirigidas a esos aspectos, sino a hacer del conflicto dentro de los personajes y las situaciones en que éstos se desenvuelven algo tangible —y visualmente impactante—. The Last Jedi es una mejora increíble desde The Force Awakens y, sin demeritar lo hecho por Rogue One el año pasado, es la mejor Star Wars desde The Empire Strikes Back de 1980.
La trama detrás de The Last Jedi es sencilla: la historia sigue a los rebeldes liderados por la princesa Leia mientras tratan de escapar de las fuerzas de la Primera Orden, quienes los superan en número y armamento. Todos los acontecimientos de la película suceden en el marco de esta gran persecución, que de cierta forma recuerda a lo hecho por Mad Max: Fury Road en cuanto al gran evento único en que se desenvolvía toda su trama. Las oportunidades que esta historia, simple en apariencia, da, son por completo utilizadas: hay una sensación de vulnerabilidad constante de los rebeldes, que se ven en serios problemas en una huida desesperada llenos de intermitentes pequeños éxitos superados por los altos costos que éstos significan en suma con los nuevos obstáculos que de manera constante se siguen presentando.
Si bien la historia principal de la cinta se centra en el gran escape de los rebeldes, las diferentes subtramas de The Last Jedi juegan un papel fundamental. No sólo contribuyen a construir una historia rica y entretenida, sino que también desarrollan varios temas importantes que nutren al filme. Por un lado, hay un fuerte componente de crítica social ante la forma en que ciertas sociedades se enriquecen a costa del sufrimiento y explotación de otros: la frivolidad y opulencia de dichas sociedades es contrastada con el maltrato que se evidencia de forma, eso sí, quizás demasiado directa. Esta temática se expande y lleva a tratar otros temas como el maltrato animal y la explotación infantil. Además, la película se ocupa en reflexionar acerca de lo que significa ser bueno o malo, y cómo los significados de dichos términos se difuminan bajo ciertos contextos.
Hay temas filosóficos profundos detrás de los personajes, que en general están muy bien desarrollados. Particularmente en el caso de Luke Skywalker, un personaje sumamente complejo, las motivaciones e ideologías detrás de su actuar son complicadas pero sensatas. El conflicto está en general presente en todos los personajes y éste es presentado con diálogos interesantes pero también con secuencias maravillosas: la representación y explicación de la Fuerza nunca había sido hecha de una forma tan fina. La importancia que la Fuerza juega en el universo de Star Wars se trabaja de una forma más amplia que como se había hecho antes en ninguna otra película.
Finalmente, The Last Jedi es también una delicia visual. Tiene escenas de acción espectaculares y un diseño de producción extraordinario. Los maquillajes, vestuarios y el diseño, por ejemplo, de las distintas razas alienígenas es impresionante. El uso del color rojo es un elemento con el que se juega a lo largo de la cinta y que tiene muy buenos resultados. Además, la dirección de Rian Johnson, que ya había hecho un gran trabajo con Looper, es bienvenida y se acompaña de una buena escritura del guión que corrige todo aquello que The Force Awakens había hecho mal hace dos años.
Es cierto que The Last Jedi tiene algunos huecos argumentales, y que ciertas situaciones son demasiado forzadas o se sustentan en no más que causalidades, o que terminan siendo un tanto predecibles. Pero las aspiraciones de la cinta no iban dirigidas a esos aspectos, sino a hacer del conflicto dentro de los personajes y las situaciones en que éstos se desenvuelven algo tangible —y visualmente impactante—. The Last Jedi es una mejora increíble desde The Force Awakens y, sin demeritar lo hecho por Rogue One el año pasado, es la mejor Star Wars desde The Empire Strikes Back de 1980.
Calificación: 4.5/5 respecto a la siguiente escala:——
1: Terrible
2: Mala
3: Buena
4: Excelente
5: Legendaria
2: Mala
3: Buena
4: Excelente
5: Legendaria
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