ISLE OF DOGS
(ISLA DE PERROS)
Estados Unidos, Alemania, 2018
Director: Wes Anderson
Director: Wes Anderson
En un distópico Japón ubicado algunos años en el futuro, un supuesto virus se esparce entre toda la población canina y amenaza con pronto afectar también a los humanos. La decisión del megalómano alcalde de la ciudad —no sin serias implicaciones políticas— es desterrar a todos los perros a la Isla de la Basura (Trash Island), donde vivirán abandonados por siempre. El primero en ser desterrado es Spots, el perro de Atari, sobrino del alcalde, por lo que éste, poniendo a un lado las posibles consecuencias de sus acciones y anteponiendo el amor hacia su perro, roba un avión y se dirige a la Isla de la Basura a buscar a Spots. Al llegar se encuentra en un entorno desolador en el que la insalubridad y hostilidad conforman el día a día de los perros ahí abandonados. Cinco de estos perros se unirán a Atari en la búsqueda de su querido amigo.

Lo primero que resalta en la nueva obra de Wes Anderson, Isle of Dogs, es la delicia visual que conforma cada imagen de la cinta. Filmada mediante una técnica impecable de stop motion, cada cuadro de la película es un bello espectáculo conformado de una magnífica composición y sutileza inigualable. El diseño artístico de la cinta es llevado a su máximo esplendor gracias a la cinematografía de Tristan Oliver —con quien Anderson ya había trabajado en su anterior cinta animada, Fantastic Mr. Fox — y al estilo único que caracteriza a Wes Anderson y que ha formado un sello personal: la simetría de las escenas, los movimientos de cámara, el minimalismo general de las tomas.

Al inconfundible estilo visual de Wes Anderson se suma también el ingenio de sus diálogos y la personalidad de sus personajes, siempre razonables, estoicos, catárticos. Estas características suelen funcionar muy bien en el cine del director, como se vio por ejemplo en The Grand Budapest Hotel, su más reciente cinta, o en Moonrise Kingdom. No obstante, en esta cinta en que se trata de personajes en su mayoría animales, dicha personalidad no les aporta mucho y hace que éstos se sientan secos, planos, fríos. No funciona con esta clase de personajes, por mucho que las voces del increíble reparto de actores —donde, entre otros, figuran Bill Murray, Bryan Cranston, Frances McDormand, Edward Norton, Scarlett Johansson, Jeff Goldblum e incluso Yoko Ono— hagan su mejor esfuerzo por lograrlo.

Hay temas de fondo, por supuesto, en Isle of Dogs. Al evidente homenaje que se hace de la amistad entre humanos y animales, se podría hacer una lectura un poco más seria a propósito de la subtrama de las elecciones políticas del aspirante a dictador Major Kobayashi. Su única competencia política es un científico, quien por cierto está en aras de desarrollar la cura contra el mal de los perros, y la persecución política no está ausente en la trama. Por otro lado, está el poder del activismo en contra de algunos temas de interés social —ligados, en este caso, a la misma relación perros-humanos—, y la dura crítica contra la experimentación animal que recuerda un poco al clásico The Plague Dogs.

La historia de Isle of Dogs es sencilla pero entrañable, y hace un gran homenaje a la cultura (¿estereotipos?) de Japón. Mediante diálogos divertidos, composición visual, haikus, presencia de flores de cerezo, peleas de sumo, entre otras características, se logra una película con muchos elementos para analizar en todo momento. Algunas de estas decisiones son más conflictivas que otras: Anderson juega con las diferencias del lenguaje para darle voces humanas a los perros pero, por otro lado, no doblar los constantes diálogos en japonés. Para ello, hace uso de un tercer personaje, un intérprete, que constantemente está traduciendo los diálogos lo que no siempre resulta acertado. Además, es difícil no observar, en la inclusión de una personaje occidental que estudiante de intercambio en Japón, una lectura distinta a aquellos viejos clichés en los que el héroe blanco llegaba a la tierra lejana a rescatar a todos. ¿Realmente era necesaria la inclusión de este personaje?

Sin ser su mejor obra, Wes Anderson consigue llevar a la pantalla una obra inolvidable y encantadora con Isle of Dogs. El sólo hecho de observarla hace que valga la pena por su inconmensurable calidad visual, además de contar con un excelente reparto para las voces, mezclado con la brillante mezcla de música y diálogos ingeniosos, hace que sea una cinta imperdible. Es difícil, no obstante, hacer una conexión más profunda con los personajes, y las decisiones en cuanto al uso de los distintos lenguajes entorpecen un poco la experiencia.

Lo primero que resalta en la nueva obra de Wes Anderson, Isle of Dogs, es la delicia visual que conforma cada imagen de la cinta. Filmada mediante una técnica impecable de stop motion, cada cuadro de la película es un bello espectáculo conformado de una magnífica composición y sutileza inigualable. El diseño artístico de la cinta es llevado a su máximo esplendor gracias a la cinematografía de Tristan Oliver —con quien Anderson ya había trabajado en su anterior cinta animada, Fantastic Mr. Fox — y al estilo único que caracteriza a Wes Anderson y que ha formado un sello personal: la simetría de las escenas, los movimientos de cámara, el minimalismo general de las tomas.

Al inconfundible estilo visual de Wes Anderson se suma también el ingenio de sus diálogos y la personalidad de sus personajes, siempre razonables, estoicos, catárticos. Estas características suelen funcionar muy bien en el cine del director, como se vio por ejemplo en The Grand Budapest Hotel, su más reciente cinta, o en Moonrise Kingdom. No obstante, en esta cinta en que se trata de personajes en su mayoría animales, dicha personalidad no les aporta mucho y hace que éstos se sientan secos, planos, fríos. No funciona con esta clase de personajes, por mucho que las voces del increíble reparto de actores —donde, entre otros, figuran Bill Murray, Bryan Cranston, Frances McDormand, Edward Norton, Scarlett Johansson, Jeff Goldblum e incluso Yoko Ono— hagan su mejor esfuerzo por lograrlo.

Hay temas de fondo, por supuesto, en Isle of Dogs. Al evidente homenaje que se hace de la amistad entre humanos y animales, se podría hacer una lectura un poco más seria a propósito de la subtrama de las elecciones políticas del aspirante a dictador Major Kobayashi. Su única competencia política es un científico, quien por cierto está en aras de desarrollar la cura contra el mal de los perros, y la persecución política no está ausente en la trama. Por otro lado, está el poder del activismo en contra de algunos temas de interés social —ligados, en este caso, a la misma relación perros-humanos—, y la dura crítica contra la experimentación animal que recuerda un poco al clásico The Plague Dogs.

La historia de Isle of Dogs es sencilla pero entrañable, y hace un gran homenaje a la cultura (¿estereotipos?) de Japón. Mediante diálogos divertidos, composición visual, haikus, presencia de flores de cerezo, peleas de sumo, entre otras características, se logra una película con muchos elementos para analizar en todo momento. Algunas de estas decisiones son más conflictivas que otras: Anderson juega con las diferencias del lenguaje para darle voces humanas a los perros pero, por otro lado, no doblar los constantes diálogos en japonés. Para ello, hace uso de un tercer personaje, un intérprete, que constantemente está traduciendo los diálogos lo que no siempre resulta acertado. Además, es difícil no observar, en la inclusión de una personaje occidental que estudiante de intercambio en Japón, una lectura distinta a aquellos viejos clichés en los que el héroe blanco llegaba a la tierra lejana a rescatar a todos. ¿Realmente era necesaria la inclusión de este personaje?

Sin ser su mejor obra, Wes Anderson consigue llevar a la pantalla una obra inolvidable y encantadora con Isle of Dogs. El sólo hecho de observarla hace que valga la pena por su inconmensurable calidad visual, además de contar con un excelente reparto para las voces, mezclado con la brillante mezcla de música y diálogos ingeniosos, hace que sea una cinta imperdible. Es difícil, no obstante, hacer una conexión más profunda con los personajes, y las decisiones en cuanto al uso de los distintos lenguajes entorpecen un poco la experiencia.
Calificación: 4/5 respecto a la siguiente escala:——
1: Terrible
2: Mala
3: Buena
4: Excelente
5: Legendaria
2: Mala
3: Buena
4: Excelente
5: Legendaria
¿Qué tal te ha parecido a ti? ¡No dejes de comentar! Para más reseñas y noticias del séptimo arte, visita y da like a https://www.facebook.com/listasdekubrick?fref=ts


No hay comentarios:
Publicar un comentario