CREED
(USA, 2015)
Rocky VII ha llegado finalmente a las pantallas mexicanas —es desde noviembre del año pasado que se había estrenado en las salas norteamericanas— pretendiendo refrescar la famosa franquicia con un cambio de nombre y director: por primera vez desde el nacimiento de la saga la palabra Rocky no aparece en el título de la cinta y, en cambio, la cinta se ha denominado tan sólo Creed —Corazón de hierro como subtítulo en algunos países—; el nombre hace referencia a Adonis Creed quien es el personaje que protagoniza la cinta —así es, en esta cinta el personaje de Rocky es un personaje secundario, si bien vital para el desarrollo de la trama—. Hablando ahora del director, de las seis películas anteriores, cuatro habían sido dirigidas por el propio Sylvester Stallone, salvo la original Rocky y Rocky V que habían sido dirigidas por John G. Avildsen; ahora se presenta a un nuevo y joven director, Ryan Coogler, de apenas 29 y con una sola película en su filmografía desempeñándose en este rol.
Sin entrar a detalles de la trama, Creed cuenta la historia de un joven acomodado llamado Adonis Johnson (interpretado por Michael B. Jordan, Human Torch en la más reciente Fantastic Four) quien es el hijo ilegítimo de Apollo Creed y quien sueña con ser boxeador. Para lograr su sueño abandona su vida de burgués y viaja a las frías calles de Philadelphia a hacerse de un nombre en su amado deporte. Para ello, busca la tutela de Rocky Balboa (interpretado, por supuesto, por Sylvester Stallone, quien no necesita presentación) y, en mitad de su comprometida carrera al estrellato, conoce a Bianca (Tessa Thompson, Diane Nash en Selma), una joven cantante que también lucha por hacerse de un nombre, ella en el mundo de la música.
Los personajes son interesantes e incluso bien desarrollados; tienen historia detrás —más allá, claro, de Rocky, cuya historia es bien conocida ya incluso por quienes no han seguido todas sus películas— y una gran cantidad de detalles que van mostrándose a medida que la trama avanza que los dotan de una dimensión interesante. Se suma a esta cualidad el hecho de que las actuaciones son rszonablemente buenas, de una calidad constante a lo largo de la película; Sylvester Stallone ha ganado incluso un globo de oro y una nominación al Oscar como mejor actor de reparto, gracias a su interpretación innegablemente entregada y apasionada a un papel al que debe mucho y al que se nota su devoción y entrega. La película saca provecho de las relaciones entre los personajes y explota temas emotivos gracias a la química entre los personajes —especialmente entre Creed y Balboa—, dejando además un mensaje de autoaceptación cuando menos interesante.
Rocky, es decir, Creed, es una película en general interesante y bien desarrollada, si bien no deja de tener una cantidad importante de detalles e inconsistencias, tanto de producción como argumentales, aunque éstas no la privan de lograr su propósito: ser una película entretenida. La historia es sumamente convencional y está plagada de toda clase de clichés—el personaje que abandona todo lo que tiene en la búsqueda de lograr sus sueños, el mentor que lo acompaña, los obstáculos, el no podrás conseguirlo, la perseverancia, etc.—; sin embargo, se debe reconocer que el andamio argumental están bien trabajados lográndose una producción estable.
La cinematografía es algo variable: hay escenas donde no parece haberse prestado mucha atención a los colores o a la calidad de las tomas —aunque en general la fotografía es muy buena— y, en contraste, existen algunas escenas tan estilizadas y tan trabajadas —como una escena impresionante de una pelea, más o menos a mitad de la película, de duración de dos rounds, filmada en una sola toma, cúspide del trabajo cinematográfico de la película— que no puede menos que lamentarse el hecho de que no mantuvieran esa calidad durante todo el filme. Finalmente, como es fácil imaginar, todo culmina en una épica pelea en la que todos los aspectos de producción explotan y confluyen en una auténtica fiesta de tomas de ritmo por demás vertiginoso, editadas de la manera perfecta para emocionar a la audiencia.
Creed es una película dominguera tan bien trabajada y actuada que, sin mayores pretensiones, logra entretener y divertir durante las dos horas de su duración.
Calificación: 3.5/5 respecto a la siguiente escala:
1: Terrible
2: Mala
3: Buena
4: Excelente
5: Legendaria
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3: Buena
4: Excelente
5: Legendaria

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