domingo, 21 de febrero de 2016

Reseña: Room

ROOM 

(LA HABITACIÓN)

(Canadá, Irlanda, Reino Unido, 2015)


¿Qué define nuestro mundo? ¿Qué lo expande, le permite crecer, desarrollarse hasta muy lejanas fronteras que en ocasiones ni siquiera logramos concebir hasta que, en determinado momento, es también aquello que lo enmarca, encierra y delimita? Nuestra percepción del mundo se forma sustentada en el desenvolvimiento que en él tenemos desde muy pequeños. Desde niños nos crían haciéndonos saber que vivimos dentro de una pequeña porción de una ciudad, de un país, de un mundo. Poco más tarde nos hacemos conscientes que aquel gran planeta en que vivimos es tan sólo una fracción infinitesimal de un universo inmenso de cuyas fronteras, si es que éstas existen, poco o nada sabemos aún. Muy amplio es "el mundo" del que estamos conscientes. Muy amplio es nuestro universo personal. En contraste, para aquel animal doméstico que ha vivido siempre dentro de casa, para el pez que nunca ha nadado más allá de las paredes de su pecera, el mundo es algo mucho más pequeño: no conciben la existencia de nada más y cuando, por accidente o curiosidad, logran salir del pequeño cascarón al que están tan acostumbrados, suelen vagar errantes, confundidos y desorientados, o huir despavoridos, ansiosos de volver a su pequeño mundo, aquél que tan bien conocen y en el que con tanta comodidad se desenvuelven.



El tema detrás de Room, la nueva película de Lenny Abrahamson (director de las bien recibidas por la crítica What Richard Did, 2012 y Frank, 2014), es precisamente el gran impacto que en las personas puede tener un gran cambio  de paradigma dentro de su realidad, llámese como tal a la recuperación de la libertad perdida o al descubrimiento de un nuevo mundo por completo distinto de aquél hasta el momento conocido. En este contexto, el filme nos presenta la historia de Joy Newsome (interpretada por Brie Larson, actriz que ha participado en películas como Scott Pilgrim vs. the World, 21 Jump Street o Don Jon), una joven de 24 años que ha vivido por siete años encerrada dentro de un pequeño cobertizo de unos 4x4 metros, secuestrada por un individuo trastornado que la mantiene viva sólo para poder abusar de ella. Al segundo año de su cautiverio, Joy dio a luz a Jack Newsome (pequeño actor de apenas 9 años que ha recibido muchos reconocimientos precisamente por este papel), un niño que a sus cinco años de edad no ha conocido más mundo que el antedicho cobertizo; para él, el mundo entero es este pequeño cuarto, fuera de éste está el universo, y en su pequeño mundo no hay más seres humanos que él y su madre. Ha creado una especie de concepción mitológica del captor —a quien conoce porque éste va a visitar a su madre para darle víveres y satisfacer sus necesidades carnales— y el mundo de la televisión —al que tiene acceso por un viejo aparato dentro de la habitación— es para él mágico e irreal: una completa ilusión.



La película se da el tiempo necesario para familiarizarnos con el interesante concepto detrás de su argumento. Las tomas dentro de tan pequeña locación —el cobertizo es el lugar donde se desarrolla el primer par de actos de la cinta— son lo suficientemente ingeniosas para, en cada una, contribuir a la sensación de encierro y claustrofobia en las que se se ve inmersa Joy, quien está visiblemente molesta por la situación en la que vive —y vaya que no es para menos—. Cuando la cámara se concentra en ilustrar la percepción de Jake la historia cambia: para él la habitación es todo su mundo y vive feliz en él, en compañía de su madre; para él la habitación no es un espacio limitado: es nada más y nada menos que su mundo entero, y las tomas ayudan a construir dicha impresión.



La trama camina, pues, desde el planteamiento del concepto hasta la tentativa de escape de los protagonistas y, una vez que éste ha tenido éxito, la película hace un gran vuelco para narrar la vida de ambos personajes en el "mundo real". Es en esta parte de la película —más de toda la segunda mitad— que el filme adquiere sus dimensiones reales en todos los sentidos —técnicos y argumentales— y se concentra en desarrollar la nada fácil adecuación de sus protagonistas al nuevo mundo: la recepción de la noticia por parte de la sociedad, el impacto dentro de la familia de Joy —que hacía tanto tiempo la había dado para siempre por perdida—, y la evolución de los personajes a nivel personal. Tanto para Joy como para Jake este proceso de adecuación es sumamente complejo, pero también muy distinto. Ella era una joven con una vida normal antes del secuestro, estaba acostumbrada a al mundo antes de que la atraparan y estaba consciente de su existencia durante toda su estadía en la habitación. Por otro lado, el proceso psicológico para Jake, para quien este nuevo mundo no existía ni en sueños, es muy distinto, y la película trabaja bien ambos procesos y es de hecho éste trabajo que le da su mayor valor a toda la cinta, más allá de la historia del cautiverio y el escape que pronto pasan a segundo plano.



Con tantos temas en consideración, Room se vuelve una película muy interesante que además cuenta con actuaciones espectaculares. Brie Larson en particular da una actuación sensacional y no pocos esperan que se lleve el Oscar para la mejor actriz. No obstante, la cinematografía y la música no son algo que resalte en esta producción porque sencillamente la trama no da para ello y el director decidió dar prioridad al desarrollo psicológico de los personajes más que a los aspectos visuales. Sin embargo, éstos no están mal logrados y se puede decir que cumplen con los requerimientos de un trabajo de calidad, más aún tomando en consideración el pequeño presupuesto de esta película.



Room es una película con un concepto fresco, una excelente dirección y unas actuaciones comprometidas con la cinta que ha logrado gran reconocimiento y se ha ganado incluso un lugar en la competencia por el premio de la Academia a la mejor película. Existen en ella algunas inconsistencias argumentales, mas éstas pueden ser excusadas porque queda claro cuál es la finalidad de la película —que es el desarrollo de sus temas de fondo—. No es una película que ofrezca mucho en lo relativo a su cinematografía y se queda corta en el desarrollo de los aspectos psicológicos más sensibles que pudieron haber tratado en ambos protagonistas. Room es, al final del día, un drama con pocos matices más allá de los que imprimen sus jóvenes actores; no puede evitarse la sensación de que se pudo haber hecho mucho más y, a pesar de ello, no deja de ser un experimento muy interesante. 

Calificación: 3.5/5 respecto a la siguiente escala: —
1: Terrible
2: Mala*
3: Buena
4: Excelente
5: Legendaria

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