FINDING DORY
(BUSCANDO A DORY)
(USA, 2016)
No queda del todo claro cuáles son las motivaciones que guían la agenda de DisneyPixar. ¿Qué fue lo que les llevó a tomar la decisión de traernos las lamentables Cars y Cars 2 en apenas cinco años (2006 y 2011) mientas que en otras de sus franquicias —como la misma Finding Nemo—, mejor recibidas en crítica y taquilla, les toma más de diez años hacerlo? Independientemente de los objetivos que los guíen, se ha estrenado finalmente Finding Dory, trece años despúes de que se estrenara Finding Nemo en 2003.
Finding Nemo no fue la película más fuerte de Pixar. Es de hecho una de las más desafortunadas —dentro, claro, de los altos estándares que maneja la empresa, y es que no es lo mismo una mala película de Pixar que una mala película de Disney, por ejemplo— e injustificadas que han desarrollado hasta hoy. Sin embargo, Finding Nemo presentaba un universo por completo nuevo en el que el virtuosismo en niveles de animación y diseño no estaba ausente y que mostraba una historia sencilla pero divertida en la que muchos personajes memorables y entretenidos hacían de la película una experiencia amena. Finding Dory repite algunos de estos elementos: la gran calidad de animación está presente —resulta, incluso, más impresionante que lo que hiciera Nemo en 2003—, los personajes siguen siendo de alguna manera divertidos, pero no, Finding Dory no se siente para nada nueva.
¿Era Finding Dory necesaria? En lo absoluto. ¿Mejora de alguna manera respecto a su predecesora? De ninguna manera —salvo, quizás, el aspecto visual, aunque habrá quien encuentre tosco el estilo de esta nueva entrega—. Entonces, ¿había necesidad de realizar Finding Dory? Tampoco. Y sin embargo, es notable el compromiso que Pixar pone en un proyecto que, dentro su propio universo de largometrajes, no sirve más que para hacer de comparsa. Todos los aspectos técnicos son impecables. La música, la animación, la cinematografía —que si bien "digital", no deja de existir— se mezclan de manera agradable y hacen fluir una historia por demás irrelevante. La actuación de voces —en español y en inglés— está también bien lograda y la cinta en general sale a flote incluso en los momentos en que parece peligrar su vitalidad.
El argumento de la película y el guión que resulta de él son sin duda los aspectos más débiles de la cinta. Finding Dory se vale de viejas bromas —una y otra y otra y otra vez— para divertir al público además de que parte de varios viejos personajes —que sin duda todos los que hayan visto Finding Nemo recordarán— para empezar a construir la historia sobre cimientos más o menos sólidas y poder entonces llevarla adelante. Más pronto que tarde, Finding Dory presenta nuevos personajes, de alguna manera entrañables por sí mismos —se deja, pues, de tratar de crear un nexo con el espectador recurriendo a los de antaño—, nuevas situaciones, o nuevos escenarios con los que se atreve a experimentar y con los que arma lo que termina siendo una aventura más o menos consistente, aunque no logra escapar del todo del vacío creativo que la concibió.
En conclusión, para secuelas sin necesidad de ser o existir, se agradece la existencia de compañías como Pixar que hacen bien su trabajo y entregan un producto digno. Resulta decepcionante que la creatividad se deje de lado al hacer esta clase de películas, pero eso quizás no sea responsabilidad por completo de Pixar, sino de una industria que inclina a las casas productoras a realizar estos proyectos para asegurar su subsistencia —parecería que exagero, hasta que se estudia el caso de Dreamworks—. Finding Dory no es la más imprescindible de las películas de Pixar, y sin embargo sigue valiendo la pena como experiencia audiovisual.
Calificación: 3/5 respecto a la siguiente escala:——
Finding Nemo no fue la película más fuerte de Pixar. Es de hecho una de las más desafortunadas —dentro, claro, de los altos estándares que maneja la empresa, y es que no es lo mismo una mala película de Pixar que una mala película de Disney, por ejemplo— e injustificadas que han desarrollado hasta hoy. Sin embargo, Finding Nemo presentaba un universo por completo nuevo en el que el virtuosismo en niveles de animación y diseño no estaba ausente y que mostraba una historia sencilla pero divertida en la que muchos personajes memorables y entretenidos hacían de la película una experiencia amena. Finding Dory repite algunos de estos elementos: la gran calidad de animación está presente —resulta, incluso, más impresionante que lo que hiciera Nemo en 2003—, los personajes siguen siendo de alguna manera divertidos, pero no, Finding Dory no se siente para nada nueva.
¿Era Finding Dory necesaria? En lo absoluto. ¿Mejora de alguna manera respecto a su predecesora? De ninguna manera —salvo, quizás, el aspecto visual, aunque habrá quien encuentre tosco el estilo de esta nueva entrega—. Entonces, ¿había necesidad de realizar Finding Dory? Tampoco. Y sin embargo, es notable el compromiso que Pixar pone en un proyecto que, dentro su propio universo de largometrajes, no sirve más que para hacer de comparsa. Todos los aspectos técnicos son impecables. La música, la animación, la cinematografía —que si bien "digital", no deja de existir— se mezclan de manera agradable y hacen fluir una historia por demás irrelevante. La actuación de voces —en español y en inglés— está también bien lograda y la cinta en general sale a flote incluso en los momentos en que parece peligrar su vitalidad.
El argumento de la película y el guión que resulta de él son sin duda los aspectos más débiles de la cinta. Finding Dory se vale de viejas bromas —una y otra y otra y otra vez— para divertir al público además de que parte de varios viejos personajes —que sin duda todos los que hayan visto Finding Nemo recordarán— para empezar a construir la historia sobre cimientos más o menos sólidas y poder entonces llevarla adelante. Más pronto que tarde, Finding Dory presenta nuevos personajes, de alguna manera entrañables por sí mismos —se deja, pues, de tratar de crear un nexo con el espectador recurriendo a los de antaño—, nuevas situaciones, o nuevos escenarios con los que se atreve a experimentar y con los que arma lo que termina siendo una aventura más o menos consistente, aunque no logra escapar del todo del vacío creativo que la concibió.
En conclusión, para secuelas sin necesidad de ser o existir, se agradece la existencia de compañías como Pixar que hacen bien su trabajo y entregan un producto digno. Resulta decepcionante que la creatividad se deje de lado al hacer esta clase de películas, pero eso quizás no sea responsabilidad por completo de Pixar, sino de una industria que inclina a las casas productoras a realizar estos proyectos para asegurar su subsistencia —parecería que exagero, hasta que se estudia el caso de Dreamworks—. Finding Dory no es la más imprescindible de las películas de Pixar, y sin embargo sigue valiendo la pena como experiencia audiovisual.
Calificación: 3/5 respecto a la siguiente escala:——
1: Terrible
2: Mala
3: Buena
4: Excelente
5: Legendaria
2: Mala
3: Buena
4: Excelente
5: Legendaria
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