UNDERWORLD: BLOOD WARS
(INFRAMUNDO: GUERRAS DE SANGRE)
(USA 2016)
Underworld es una serie de películas que nunca se ha caracterizado precisamente por su calidad cinematográfica. La crítica ha sido dura en prácticamente todas las entradas de esta serie y sin embargo ésta se las ha arreglado para consolidar una extensa base de fans. Underworld: Blood Wars es la quinta película en la serie que naciera hace ya varios años en 2003 y continúa —en términos argumentales y estéticos— justo donde se quedó en la anterior, Underworld: Awakening.

Selene, la vampiresa favorita del mundo gótico pop cinematográfico —término un tanto injusto, pues Selene, aunque sí vampira, no va por ahí valiéndose de sus dotes seductivas para cumplir sus objetivos, y es de hecho éste el motivo que la ha convertido en una especie de ícono feminista muy valorado entre algunas tribus urbanas— , regresa a su eterna pelea existencial, renegada, perseguida, odiada, acosada por su pasado y el manto de incertidumbre que cubre a su futuro. Por un lado, los lycans (licántropos) se fortalecen preparando lo que deberá ser el último y definitivo ataque contra una muy lastimada y agonizante comunidad de vampiros, y por otro lado éstos siguen buscando la manera de asegurar su subsistencia ante las nada esperanzadoras circunstancias que los rodean. Para ambos bandos —y por motivos que no vale la pena analizar— Selene se vuelve una figura clave y así continúa la historia.

Blood Wars es una película inconsistente de principio a fin. Está llena de malas decisiones y de una dirección mediocre —es la primera película de Anna Foerster, aunque ella ya había dirigido antes televisión y su trabajo se destaca un poco en efectos visuales— que hacen de la película una experiencia lastimosa. Y no es que la historia de la película sea mala en sí misma —hay suficientes giros dramáticos y batallas que podrían haber sido épicas para hacerla, cuando menos, entretenida—, pero es que es tan gris, tan genérica y tan mal ejecutada que decepciona en todos los ámbitos posibles.

Ya se ha dicho: las películas de Underworld nunca fueron bien recibidas por la crítica. Nunca han sido buenas películas. Y sin embargo, sí tenían algo: se tomaban en serio lo que hacían, tenían alma, tenían esencia. Las malas actuaciones y pobres recursos cinematográficos se sostenían gracias a un universo cimentado en una mitología muy bien trabajada. El conflicto entre hombres lobo y vampiros, acosados aquéllos, explotados, esclavizados por una comunidad ambiciosa, soberbia, conservadora, anacrónica, orgullosa como son los vampiros, era un concepto suficientemente sólido que, ambientado en una atmósfera gótica muy estética y fiel al arte pop gótico, daba buenos resultados. En Blood Wars no se observan más que borrosos vestigios de estos elementos que daban forma y vitalidad a Underworld.

Blood Wars es una película hecha sin interés alguno. Las escenas pasan tan rápido que se siente como si se estuviera viendo un resumen de otro producto mayor —y es que cómo van a pasarse de los 90 minutos que debe durar esta película para que pueda venderse más fácilmente, para que pueda proyectarse más veces—, las actuaciones son nulas —no es que Kate Beckinsale sea una mala actriz, es que no hay papel que interpretar—, el diseño artístico es pobre, y en fin, hasta el soundtrack, que siempre había sido un elemento notable, pasa desapercibido. Además, toda la película es visualmente fallida. No puede entenderse la decisión de usar un filtro tan oscuro durante toda la cinta más que para tapar los errores de producción y malas tomas. Blood Wars se siente incluso barata. Durante la primera hora es difícil entender adónde fue el dinero de toda la producción. Quizás el último acto sea el más satisfactorio pues al menos tiene secuencias entretenidas, una batalla que rosa lo razonablemente "épico" y sí, algo de gore, otro tanto de violencia, que salva un poco la experiencia general.

Underworld: Blood Wars no es una película terrible, pero está plagada de potencial desperdiciado. Si tan sólo se hubieran tomado el tiempo necesario para contar la historia, si se hubiera impreso la mitad de la pasión con que se concibieron las primeras partes de la saga, el resultado habría sido distinto. Hay muchas buenas ideas en la cinta, hay escenarios enteros que con otro director hubieran lucido espléndidos, hay personajes interesantes —otros no tanto—, y hay una mitología detrás, pero esto no es suficiente para salvar a una saga que se ha negado a renovarse. Y es que ya lo dice una de las líneas del guión: "Times change, vampires do not", y Underworld no ha cambiado, y en estos tiempos se siente vacía y sosa. Quizás la calificación sea un tanto condescendiente... Pero habrá que entenderlo: es la nostalgia.
Calificación: 2/5 respecto a la siguiente escala:——

Selene, la vampiresa favorita del mundo gótico pop cinematográfico —término un tanto injusto, pues Selene, aunque sí vampira, no va por ahí valiéndose de sus dotes seductivas para cumplir sus objetivos, y es de hecho éste el motivo que la ha convertido en una especie de ícono feminista muy valorado entre algunas tribus urbanas— , regresa a su eterna pelea existencial, renegada, perseguida, odiada, acosada por su pasado y el manto de incertidumbre que cubre a su futuro. Por un lado, los lycans (licántropos) se fortalecen preparando lo que deberá ser el último y definitivo ataque contra una muy lastimada y agonizante comunidad de vampiros, y por otro lado éstos siguen buscando la manera de asegurar su subsistencia ante las nada esperanzadoras circunstancias que los rodean. Para ambos bandos —y por motivos que no vale la pena analizar— Selene se vuelve una figura clave y así continúa la historia.

Blood Wars es una película inconsistente de principio a fin. Está llena de malas decisiones y de una dirección mediocre —es la primera película de Anna Foerster, aunque ella ya había dirigido antes televisión y su trabajo se destaca un poco en efectos visuales— que hacen de la película una experiencia lastimosa. Y no es que la historia de la película sea mala en sí misma —hay suficientes giros dramáticos y batallas que podrían haber sido épicas para hacerla, cuando menos, entretenida—, pero es que es tan gris, tan genérica y tan mal ejecutada que decepciona en todos los ámbitos posibles.

Ya se ha dicho: las películas de Underworld nunca fueron bien recibidas por la crítica. Nunca han sido buenas películas. Y sin embargo, sí tenían algo: se tomaban en serio lo que hacían, tenían alma, tenían esencia. Las malas actuaciones y pobres recursos cinematográficos se sostenían gracias a un universo cimentado en una mitología muy bien trabajada. El conflicto entre hombres lobo y vampiros, acosados aquéllos, explotados, esclavizados por una comunidad ambiciosa, soberbia, conservadora, anacrónica, orgullosa como son los vampiros, era un concepto suficientemente sólido que, ambientado en una atmósfera gótica muy estética y fiel al arte pop gótico, daba buenos resultados. En Blood Wars no se observan más que borrosos vestigios de estos elementos que daban forma y vitalidad a Underworld.

Blood Wars es una película hecha sin interés alguno. Las escenas pasan tan rápido que se siente como si se estuviera viendo un resumen de otro producto mayor —y es que cómo van a pasarse de los 90 minutos que debe durar esta película para que pueda venderse más fácilmente, para que pueda proyectarse más veces—, las actuaciones son nulas —no es que Kate Beckinsale sea una mala actriz, es que no hay papel que interpretar—, el diseño artístico es pobre, y en fin, hasta el soundtrack, que siempre había sido un elemento notable, pasa desapercibido. Además, toda la película es visualmente fallida. No puede entenderse la decisión de usar un filtro tan oscuro durante toda la cinta más que para tapar los errores de producción y malas tomas. Blood Wars se siente incluso barata. Durante la primera hora es difícil entender adónde fue el dinero de toda la producción. Quizás el último acto sea el más satisfactorio pues al menos tiene secuencias entretenidas, una batalla que rosa lo razonablemente "épico" y sí, algo de gore, otro tanto de violencia, que salva un poco la experiencia general.

Underworld: Blood Wars no es una película terrible, pero está plagada de potencial desperdiciado. Si tan sólo se hubieran tomado el tiempo necesario para contar la historia, si se hubiera impreso la mitad de la pasión con que se concibieron las primeras partes de la saga, el resultado habría sido distinto. Hay muchas buenas ideas en la cinta, hay escenarios enteros que con otro director hubieran lucido espléndidos, hay personajes interesantes —otros no tanto—, y hay una mitología detrás, pero esto no es suficiente para salvar a una saga que se ha negado a renovarse. Y es que ya lo dice una de las líneas del guión: "Times change, vampires do not", y Underworld no ha cambiado, y en estos tiempos se siente vacía y sosa. Quizás la calificación sea un tanto condescendiente... Pero habrá que entenderlo: es la nostalgia.
Calificación: 2/5 respecto a la siguiente escala:——
1: Terrible
2: Mala
3: Buena
4: Excelente
5: Legendaria
2: Mala
3: Buena
4: Excelente
5: Legendaria
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