ASSASSIN'S CREED
(USA, 2016)
Aunque los videojuegos no son la principal fuente de inspiración del cine, a medida que la industria de aquéllos ha crecido —y vaya que lo ha hecho en las últimas dos décadas— se ha vuelto mucho más redituable hacer películas basadas en estas historias que han sabido mover y cautivar a tanta gente alrededor del mundo, trascendiendo poco a poco el menosprecio que como forma artística han sufrido desde su nacimiento. Por desgracia, y a pesar de los numerosos intentos, algo parece perderse en la transición del videojuego a película, obteniéndose casi siempre resultados desastrosos. Assassin's Creed no es la excepción.

La historia de los videojuegos de Assassin's Creed es sin duda over-the-top, es decir, excesiva. Mezcla, en una narrativa que ocurre en los tiempos actuales, grandes conspiraciones que datan de hace cientos de años, una guerra continua entre dos facciones, asesinos y los templarios, que se ha extendido hasta nuestros días, y constantes visitas al pasado en tiempos icónicos de la historia universal. Y no hay ningún problema con ello: la naturaleza del videojuego permite estos excesos, los justifica desde el momento en que lo hace para situar al jugador en situaciones que le resulten divertidas o estimulantes en un contexto en el que él, es decir, el jugador, es el protagonista de la historia y es él quien toma las decisiones y hace suyos los éxitos o fracasos del personaje. La esencia misma de cualquier videojuego gira en torno a la interacción entre jugador y personaje: es su eje vital. Esta interacción se ve inevitablemente perdida en una película —no es ésta el eje vital del cine— y a este hecho se debe el fracaso de las películas de videojuegos.

Assassin's Creed —la película— cae en todos los errores posibles que pueden existir en esta clase de filmes. Hay una traición tanto al cinéfilo en busca de buen cine como al videojugador que busca una representación digna de aquello que le apasionaba en el videojuego. Por un lado, resulta ser una película deficiente en todos los aspectos técnicos —una edición terrible, música sin sentido, un guión deficiente y estúpido—, y por el otro, se olvida de explotar los elementos que hacían al videojuego divertido. Y es que nadie recuerda al videojuego por su historia forzada que, como ya he dicho, sólo servía como una especia de catalizador; todos recuerdan al juego cuando situaba en el papel de asesino resolviendo conflictos en la Jerusalén del siglo XII, en la Italia del Renacimiento, en la Francia de la Revolución Francesa, etc. Sin embargo, la mayor parte de la película sucede, precisamente, en tiempos actuales, forzando así, claro, a los actores del reparto a aparecer en pantalla. Una solución desafortunada al problema de cómo aprovechar un reparto, especialmente cuando se tienen personajes históricos —como Torquemada— que no son introducidos correctamente y que caen rápidamente en el olvido.

Assassin's Creed tenía una buena oportunidad para resultar al menos satisfactoria en sus secuencias de acción. Los que conozcan ligeramente el videojuego sabrán que eran de esperarse grandes coreografías y muchas persecuciones y escenas de parkour; y no es que dichas escenas hayan estado mal filmadas o mal coreografiadas: es notable el trabajo de las cámaras y la planeación de las secuencias de acción, pero todo ello se arruina con una edición tan mala que resulta lamentable. No tiene sentido que haya tantos cambios de cámara y tantas transiciones —muy penosas— entre el pasado y el presente durante las secuencias de acción; no sólo no permiten que se aprecie el trabajo realizado, sino que además resulta absurdo enfocarse en las reacciones de personajes que ni siquiera son importantes para el espectador. Se habla de que en la cinta aparece el salto libre más alto de la historia del cine: pues éste pasa por completo desapercibido cuando lo parten en pedazos y fuerzan tomas de Fassbender sin camisa en una sala más ridícula que cualquiera que apareciera en el juego. Sumado a la pésima edición está el hecho de que la película luce fea de principio a fin: la gama de colores es turbia, como si su objetivo fuera tapar errores en todo momento; no hay una escena que resulte clara o estética, y además hay un excesivo uso de efectos especiales que por lo demás resultan poco sorprendentes.

Es difícil explicarse cómo pudo suceder algo así con una película de gran presupuesto (125 millones de dólares), un reparto envidiable y un director (el australiano Justin Kurzel) que, aunque joven, ha logrado ya hacer grandes películas como Macbeth (2015) que estuvo incluso nominada a la Palme d'Or en Cannes. Kurzel repitió incluso el reparto de Macbeth, pues en ésta participaban también Michael Fassbender y Marion Cotillard, ambos muy buenos actores. El reparto es de hecho la mayor virtud de la cinta. Se nota el compromiso de Fassbender por rescatar esta cinta en una actuación comprometida en compañía de un ensamble de actores multicultural y diversificado. Sin embargo, los personajes no dan para mucho —¿por qué no traer a pantalla a los personajes de los videojuegos con los que tanta empatía tienen los fans del videojuego? Si bien se aplaude la intención de traer una historia original, el resultado es que es imposible recordar siquiera el nombre del protagonista de la cinta— y los actores están terriblemente mal usados. Tener al ganador del Oscar Jeremy Irons como presidente de una organización maléfica que a nadie le importa sabiendo todos que lo puede hacer tan bien, por ejemplo, como Rodrigo Borgia, es una decisión grosera.

No es Assassin's Creed la película que viene a arreglar las cosas en lo que a películas basadas en videojuegos respecta. Es una película mediocre en todos los aspectos y que además falla en dar con los aspectos que eran relevantes para el videojugador: de haberlo hecho se habría tenido una película mala, pero quizás, al menos, divertida. Assassin's Creed es aburrida, ilógica, incoherente, mal editada y mal escrita, pero tiene, por lo menos, actuaciones comprometidas y algunos intentos de hacer buen cine que pueden observarse, por ejemplo, en las recurrentes tomas a contraluz que Kurzel ha filmado. Sin embargo estas pocas virtudes se pierden entre tanta irracionalidad y autosabotaje.
Calificación: 1.5/5 respecto a la siguiente escala:——

La historia de los videojuegos de Assassin's Creed es sin duda over-the-top, es decir, excesiva. Mezcla, en una narrativa que ocurre en los tiempos actuales, grandes conspiraciones que datan de hace cientos de años, una guerra continua entre dos facciones, asesinos y los templarios, que se ha extendido hasta nuestros días, y constantes visitas al pasado en tiempos icónicos de la historia universal. Y no hay ningún problema con ello: la naturaleza del videojuego permite estos excesos, los justifica desde el momento en que lo hace para situar al jugador en situaciones que le resulten divertidas o estimulantes en un contexto en el que él, es decir, el jugador, es el protagonista de la historia y es él quien toma las decisiones y hace suyos los éxitos o fracasos del personaje. La esencia misma de cualquier videojuego gira en torno a la interacción entre jugador y personaje: es su eje vital. Esta interacción se ve inevitablemente perdida en una película —no es ésta el eje vital del cine— y a este hecho se debe el fracaso de las películas de videojuegos.

Assassin's Creed —la película— cae en todos los errores posibles que pueden existir en esta clase de filmes. Hay una traición tanto al cinéfilo en busca de buen cine como al videojugador que busca una representación digna de aquello que le apasionaba en el videojuego. Por un lado, resulta ser una película deficiente en todos los aspectos técnicos —una edición terrible, música sin sentido, un guión deficiente y estúpido—, y por el otro, se olvida de explotar los elementos que hacían al videojuego divertido. Y es que nadie recuerda al videojuego por su historia forzada que, como ya he dicho, sólo servía como una especia de catalizador; todos recuerdan al juego cuando situaba en el papel de asesino resolviendo conflictos en la Jerusalén del siglo XII, en la Italia del Renacimiento, en la Francia de la Revolución Francesa, etc. Sin embargo, la mayor parte de la película sucede, precisamente, en tiempos actuales, forzando así, claro, a los actores del reparto a aparecer en pantalla. Una solución desafortunada al problema de cómo aprovechar un reparto, especialmente cuando se tienen personajes históricos —como Torquemada— que no son introducidos correctamente y que caen rápidamente en el olvido.

Assassin's Creed tenía una buena oportunidad para resultar al menos satisfactoria en sus secuencias de acción. Los que conozcan ligeramente el videojuego sabrán que eran de esperarse grandes coreografías y muchas persecuciones y escenas de parkour; y no es que dichas escenas hayan estado mal filmadas o mal coreografiadas: es notable el trabajo de las cámaras y la planeación de las secuencias de acción, pero todo ello se arruina con una edición tan mala que resulta lamentable. No tiene sentido que haya tantos cambios de cámara y tantas transiciones —muy penosas— entre el pasado y el presente durante las secuencias de acción; no sólo no permiten que se aprecie el trabajo realizado, sino que además resulta absurdo enfocarse en las reacciones de personajes que ni siquiera son importantes para el espectador. Se habla de que en la cinta aparece el salto libre más alto de la historia del cine: pues éste pasa por completo desapercibido cuando lo parten en pedazos y fuerzan tomas de Fassbender sin camisa en una sala más ridícula que cualquiera que apareciera en el juego. Sumado a la pésima edición está el hecho de que la película luce fea de principio a fin: la gama de colores es turbia, como si su objetivo fuera tapar errores en todo momento; no hay una escena que resulte clara o estética, y además hay un excesivo uso de efectos especiales que por lo demás resultan poco sorprendentes.

Es difícil explicarse cómo pudo suceder algo así con una película de gran presupuesto (125 millones de dólares), un reparto envidiable y un director (el australiano Justin Kurzel) que, aunque joven, ha logrado ya hacer grandes películas como Macbeth (2015) que estuvo incluso nominada a la Palme d'Or en Cannes. Kurzel repitió incluso el reparto de Macbeth, pues en ésta participaban también Michael Fassbender y Marion Cotillard, ambos muy buenos actores. El reparto es de hecho la mayor virtud de la cinta. Se nota el compromiso de Fassbender por rescatar esta cinta en una actuación comprometida en compañía de un ensamble de actores multicultural y diversificado. Sin embargo, los personajes no dan para mucho —¿por qué no traer a pantalla a los personajes de los videojuegos con los que tanta empatía tienen los fans del videojuego? Si bien se aplaude la intención de traer una historia original, el resultado es que es imposible recordar siquiera el nombre del protagonista de la cinta— y los actores están terriblemente mal usados. Tener al ganador del Oscar Jeremy Irons como presidente de una organización maléfica que a nadie le importa sabiendo todos que lo puede hacer tan bien, por ejemplo, como Rodrigo Borgia, es una decisión grosera.

No es Assassin's Creed la película que viene a arreglar las cosas en lo que a películas basadas en videojuegos respecta. Es una película mediocre en todos los aspectos y que además falla en dar con los aspectos que eran relevantes para el videojugador: de haberlo hecho se habría tenido una película mala, pero quizás, al menos, divertida. Assassin's Creed es aburrida, ilógica, incoherente, mal editada y mal escrita, pero tiene, por lo menos, actuaciones comprometidas y algunos intentos de hacer buen cine que pueden observarse, por ejemplo, en las recurrentes tomas a contraluz que Kurzel ha filmado. Sin embargo estas pocas virtudes se pierden entre tanta irracionalidad y autosabotaje.
Calificación: 1.5/5 respecto a la siguiente escala:——
1: Terrible
2: Mala
3: Buena
4: Excelente
5: Legendaria
2: Mala
3: Buena
4: Excelente
5: Legendaria
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Te hace falta cuidar más tu cohesión y definir bien tu intención comunicativa, y deja de darle tantas vueltas a los mismos asuntos, se vuelve aburrido.
ResponderEliminarPudiste haberte ahorrado uno, tal vez dos párrafos en tu reseña.
Cantidad no es sinónimo de calidad, y te hace falta lo segundo.
Agradezco el comentario. Lo tendré en cuenta.
EliminarSaludos.
Tu intento de "reseña" es muy malo, en primera no es una reseña,(las reseñas suelen ser cortas). Tus comentarios acerca de la película son demasiado aburridos y tienes exceso de verbosidad. Sinceramente un niño de secundaria puede hacer una mejor reseña, trabaja más en ello y deja de hacerte el interesante.
ResponderEliminarExcelente. ¡Muchas gracias!
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