ATOMIC BLONDE
Estados Unidos, 2017
Director: David Leitch
Director: David Leitch
Una nueva ola de cine de acción hiperestilizado está invadiendo la industria Hollywoodense. Dicho movimiento resulta bienvenido, pues inyecta de vitalidad a un género que estaba viéndose cada vez más sumido en un panorama oscuro y viciado del que aún no escapa del todo —liderado aún por el cine estilo Michael Bay y sus blockbusters tan cansinos—. Atomic Blonde es una digna representante de esta nueva ola, dentro de la que se pueden considerar películas como John Wick, Baby Driver, Mission: Impossible — Rogue Nation o la reciente Jason Bourne. .

Atomic Blonde es, en esencia, una cinta de espionaje, un thriller de acción. No presenta nada nuevo en términos argumentales —la trama cuenta la historia de una agente secreto del MI6 infiltrada en Alemania en tiempos de la caída del muro—, mas destaca en un aspecto importante: la presentación. Tonos grises y secos en la diurna Berlín, contrastando con las luces de neón en la colorida y a la vez oscura ciudad nocturna: la Berlín de los clubs, de los hoteles y de los callejones sombríos: la cinematografía cumple bien bajo el mando de Jonathan Sela —mismo cinematógrafo de John Wick—. Por otro lado, el filme entero es una experiencia muy musical, algo similar a lo sucedido recientemente con Baby Driver: la gran mayoría de las secuencias están musicalizadas y sincronizadas con los ritmos de los temas musicales, que son, además, éxitos muy arraigados en la cultura popular. Aunque el resultado le resta seriedad a la trama, nunca es el objetivo de la película ser realmente seria.

Quizás los escenarios y la música no bastarían para hacer de Atomic Blonde una obra memorable. Pero en la segunda mitad de la cinta ésta reluce sus mejores atributos. Curiosamente, es en un ambiente mucho más seco —la música ausente— de lo visto hasta el momento que Atomic Blonde hace gala de algunas de las mejores secuencias de acción que se pueden ver en el género. El director de la cinta, David Leitch, tuvo una gran trayectoria como doble en cintas de acción —además codirigió la primera John Wick—, y así se explica que las secuencias de acción de Atomic Blonde estén tan finamente filmadas: escenas muy largas, bellas coreografías y un movimiento de cámara fluido y rítmico son el sello de las más espectaculares secuencias de la cinta.

Si hasta el momento se tiene una película, a pesar de su refrescante presentación, genérica, Atomic Blonde se ve beneficiada por las nuevas temáticas que están definiendo la nueva era de cine norteamericano: la protagonista dista del clásico estereotipo de héroe de acción y nos presenta a una mujer fuerte, empoderada, inteligente e independiente —con un interés amoroso, además, del mismo sexo, alejado, pues, de las convenciones del género—. Charlize Theron (Furiosa en Mad Max: Fury Road) hace un trabajo fantástico en caracterizar al personaje. James McAvoy (Split, X-Men: Apocalypse) hace también un gran trabajo encarnando a un personaje secundario aunque sólido.

Con una buena cinematografía y un ritmo imparable, Atomic Blonde es una digna representante del nuevo cine de acción. Con personajes bien escritos, dignos quizás de un buen cómic —irreales, pues, pero elaborados— y una dirección comprometida con un género al que evidentemente conoce, se logra una película consistente, con un guión quizás pretencioso y soso, además de un argumento de fondo genérico, pero en la que es la forma y no el fondo en lo que se ha concentrado la producción, quedando aquélla —la forma— de sobra bien ejecutada, y éste —el fondo— fortalecido por los nuevos tópicos que sostienen al nuevo arte pop occidental.

Atomic Blonde es, en esencia, una cinta de espionaje, un thriller de acción. No presenta nada nuevo en términos argumentales —la trama cuenta la historia de una agente secreto del MI6 infiltrada en Alemania en tiempos de la caída del muro—, mas destaca en un aspecto importante: la presentación. Tonos grises y secos en la diurna Berlín, contrastando con las luces de neón en la colorida y a la vez oscura ciudad nocturna: la Berlín de los clubs, de los hoteles y de los callejones sombríos: la cinematografía cumple bien bajo el mando de Jonathan Sela —mismo cinematógrafo de John Wick—. Por otro lado, el filme entero es una experiencia muy musical, algo similar a lo sucedido recientemente con Baby Driver: la gran mayoría de las secuencias están musicalizadas y sincronizadas con los ritmos de los temas musicales, que son, además, éxitos muy arraigados en la cultura popular. Aunque el resultado le resta seriedad a la trama, nunca es el objetivo de la película ser realmente seria.

Quizás los escenarios y la música no bastarían para hacer de Atomic Blonde una obra memorable. Pero en la segunda mitad de la cinta ésta reluce sus mejores atributos. Curiosamente, es en un ambiente mucho más seco —la música ausente— de lo visto hasta el momento que Atomic Blonde hace gala de algunas de las mejores secuencias de acción que se pueden ver en el género. El director de la cinta, David Leitch, tuvo una gran trayectoria como doble en cintas de acción —además codirigió la primera John Wick—, y así se explica que las secuencias de acción de Atomic Blonde estén tan finamente filmadas: escenas muy largas, bellas coreografías y un movimiento de cámara fluido y rítmico son el sello de las más espectaculares secuencias de la cinta.

Si hasta el momento se tiene una película, a pesar de su refrescante presentación, genérica, Atomic Blonde se ve beneficiada por las nuevas temáticas que están definiendo la nueva era de cine norteamericano: la protagonista dista del clásico estereotipo de héroe de acción y nos presenta a una mujer fuerte, empoderada, inteligente e independiente —con un interés amoroso, además, del mismo sexo, alejado, pues, de las convenciones del género—. Charlize Theron (Furiosa en Mad Max: Fury Road) hace un trabajo fantástico en caracterizar al personaje. James McAvoy (Split, X-Men: Apocalypse) hace también un gran trabajo encarnando a un personaje secundario aunque sólido.

Con una buena cinematografía y un ritmo imparable, Atomic Blonde es una digna representante del nuevo cine de acción. Con personajes bien escritos, dignos quizás de un buen cómic —irreales, pues, pero elaborados— y una dirección comprometida con un género al que evidentemente conoce, se logra una película consistente, con un guión quizás pretencioso y soso, además de un argumento de fondo genérico, pero en la que es la forma y no el fondo en lo que se ha concentrado la producción, quedando aquélla —la forma— de sobra bien ejecutada, y éste —el fondo— fortalecido por los nuevos tópicos que sostienen al nuevo arte pop occidental.
Calificación: 3.5/5 respecto a la siguiente escala:——
1: Terrible
2: Mala
3: Buena
4: Excelente
5: Legendaria
2: Mala
3: Buena
4: Excelente
5: Legendaria
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