THREE BILLBOARDS OUTSIDE
EBBING, MISSOURI
(TRES ANUNCIOS PARA UN CRIMEN)
USA, UK; 2017
Director: Martin McDonagh
Three Billboards Outside Ebbing, Missouri es una mezcla de drama y comedia negra en la que una mujer de edad madura, Mildred, frustrada tras siete meses sin resultados por parte de la policía para el caso de su hija, violada y asesinada, decide alquilar tres anuncios en una vía poco transitada para llamar la atención de los medios y la gente. En los anuncios, cuestiona directamente al jefe de la policía, un personaje apreciado por la comunidad que lidera una comisaría con elementos policíacos estigmatizados por su pasado racista y homófobo. Los efectos de esta acción tienen repercusiones diversas sobre Mildred, su familia, y todas las personas en contacto con ellos.
La cinta es una de las mejores producciones de 2017. Cuenta con un guión impecable conformado de diálogos ácidos y profundos, a veces duros, a veces dolorosos, que ponen a los personajes en una perpetua confrontación y los encaran de manera recurrente con las consecuencias de sus actos. Dichos personajes, todos muy bien escritos, no tienen una ruta obvia que dirija su actuar, sino que constantemente son puestos a prueba en situaciones que exigen más que una reacción tradicional. A menudo sus decisiones son turbias desde una perspectiva moral y ética, además de que acarrean consecuencias que no hacen más que conflictuarlos aún más.
En adición al guión extraordinario, Three Billboards tiene actuaciones brillantes. Frances McDormand, que interpreta a Mildred, ha dado una actuación impresionante, quizás su mejor papel desde Fargo en 1996. Es sorprendente la gama de emociones que puede ejecutar: ironía, resignación, rencor o dolorosa resignación; todas son interpretadas de manera creíble y entregada. Sam Rockwell y Woody Harrelson —particularmente el primero— hacen muy buenos personajes secundarios encarnando a los agentes de policía sobre los que recaen las acusaciones de Mildred. Sus circunstancias tampoco resultan sencillas y a menudo se ven rebasados por ellas. Todo el ensamble de actores se ve positivamente influenciado por la calidad actoral de los personajes principales.
Es la ira el hilo conductor de la cinta. Los personajes, por diversas circunstancias, se encuentran molestos con el mundo que los rodea. Tienen razones para estarlo. Ya sea la protagonista y el asesinato de su hija, el jefe de policía acosado por la enfermedad y la muerte, el policía racista que vive con su madre de personalidad abusiva... Todos experimentan el odio de diferentes maneras y lo canalizan en formas que los alejan aún más de la calma interior. La música acompaña bien dichos estados mentales y la cinematografía, sin llegar a ser nunca su principal atributo, cumple con su cometido al hacerla una cinta estética. La dirección ha tomado también varias decisiones arriesgadas en el carácter turbio que hay en la historia de sus personajes. McDonagh decide ocultar deliberadamente momentos claves en dichas historias, manipulando así la simpatía —o falta de ésta— que el espectador puede llegar a sentir hacia las personas que ve en pantalla, pero dándoles la oportunidad de redimirse y contribuir siempre con la construcción de la trama. Es curioso, pero refrescante, el manejo que se da a las relaciones que se van tejiendo entre ellos. El desarrollo y desenlace de la historia no dejan de estar a la altura, haciendo de Three Billboards una experiencia que no se puede dejar pasar.
Calificación: 4.5/5 respecto a la siguiente escala:——
1: Terrible
2: Mala
3: Buena
4: Excelente
5: Legendaria
USA, UK; 2017
Director: Martin McDonagh
Director: Martin McDonagh
Three Billboards Outside Ebbing, Missouri es una mezcla de drama y comedia negra en la que una mujer de edad madura, Mildred, frustrada tras siete meses sin resultados por parte de la policía para el caso de su hija, violada y asesinada, decide alquilar tres anuncios en una vía poco transitada para llamar la atención de los medios y la gente. En los anuncios, cuestiona directamente al jefe de la policía, un personaje apreciado por la comunidad que lidera una comisaría con elementos policíacos estigmatizados por su pasado racista y homófobo. Los efectos de esta acción tienen repercusiones diversas sobre Mildred, su familia, y todas las personas en contacto con ellos.
La cinta es una de las mejores producciones de 2017. Cuenta con un guión impecable conformado de diálogos ácidos y profundos, a veces duros, a veces dolorosos, que ponen a los personajes en una perpetua confrontación y los encaran de manera recurrente con las consecuencias de sus actos. Dichos personajes, todos muy bien escritos, no tienen una ruta obvia que dirija su actuar, sino que constantemente son puestos a prueba en situaciones que exigen más que una reacción tradicional. A menudo sus decisiones son turbias desde una perspectiva moral y ética, además de que acarrean consecuencias que no hacen más que conflictuarlos aún más.
En adición al guión extraordinario, Three Billboards tiene actuaciones brillantes. Frances McDormand, que interpreta a Mildred, ha dado una actuación impresionante, quizás su mejor papel desde Fargo en 1996. Es sorprendente la gama de emociones que puede ejecutar: ironía, resignación, rencor o dolorosa resignación; todas son interpretadas de manera creíble y entregada. Sam Rockwell y Woody Harrelson —particularmente el primero— hacen muy buenos personajes secundarios encarnando a los agentes de policía sobre los que recaen las acusaciones de Mildred. Sus circunstancias tampoco resultan sencillas y a menudo se ven rebasados por ellas. Todo el ensamble de actores se ve positivamente influenciado por la calidad actoral de los personajes principales.
Es la ira el hilo conductor de la cinta. Los personajes, por diversas circunstancias, se encuentran molestos con el mundo que los rodea. Tienen razones para estarlo. Ya sea la protagonista y el asesinato de su hija, el jefe de policía acosado por la enfermedad y la muerte, el policía racista que vive con su madre de personalidad abusiva... Todos experimentan el odio de diferentes maneras y lo canalizan en formas que los alejan aún más de la calma interior. La música acompaña bien dichos estados mentales y la cinematografía, sin llegar a ser nunca su principal atributo, cumple con su cometido al hacerla una cinta estética. La dirección ha tomado también varias decisiones arriesgadas en el carácter turbio que hay en la historia de sus personajes. McDonagh decide ocultar deliberadamente momentos claves en dichas historias, manipulando así la simpatía —o falta de ésta— que el espectador puede llegar a sentir hacia las personas que ve en pantalla, pero dándoles la oportunidad de redimirse y contribuir siempre con la construcción de la trama. Es curioso, pero refrescante, el manejo que se da a las relaciones que se van tejiendo entre ellos. El desarrollo y desenlace de la historia no dejan de estar a la altura, haciendo de Three Billboards una experiencia que no se puede dejar pasar.
La cinta es una de las mejores producciones de 2017. Cuenta con un guión impecable conformado de diálogos ácidos y profundos, a veces duros, a veces dolorosos, que ponen a los personajes en una perpetua confrontación y los encaran de manera recurrente con las consecuencias de sus actos. Dichos personajes, todos muy bien escritos, no tienen una ruta obvia que dirija su actuar, sino que constantemente son puestos a prueba en situaciones que exigen más que una reacción tradicional. A menudo sus decisiones son turbias desde una perspectiva moral y ética, además de que acarrean consecuencias que no hacen más que conflictuarlos aún más.
En adición al guión extraordinario, Three Billboards tiene actuaciones brillantes. Frances McDormand, que interpreta a Mildred, ha dado una actuación impresionante, quizás su mejor papel desde Fargo en 1996. Es sorprendente la gama de emociones que puede ejecutar: ironía, resignación, rencor o dolorosa resignación; todas son interpretadas de manera creíble y entregada. Sam Rockwell y Woody Harrelson —particularmente el primero— hacen muy buenos personajes secundarios encarnando a los agentes de policía sobre los que recaen las acusaciones de Mildred. Sus circunstancias tampoco resultan sencillas y a menudo se ven rebasados por ellas. Todo el ensamble de actores se ve positivamente influenciado por la calidad actoral de los personajes principales.
Es la ira el hilo conductor de la cinta. Los personajes, por diversas circunstancias, se encuentran molestos con el mundo que los rodea. Tienen razones para estarlo. Ya sea la protagonista y el asesinato de su hija, el jefe de policía acosado por la enfermedad y la muerte, el policía racista que vive con su madre de personalidad abusiva... Todos experimentan el odio de diferentes maneras y lo canalizan en formas que los alejan aún más de la calma interior. La música acompaña bien dichos estados mentales y la cinematografía, sin llegar a ser nunca su principal atributo, cumple con su cometido al hacerla una cinta estética. La dirección ha tomado también varias decisiones arriesgadas en el carácter turbio que hay en la historia de sus personajes. McDonagh decide ocultar deliberadamente momentos claves en dichas historias, manipulando así la simpatía —o falta de ésta— que el espectador puede llegar a sentir hacia las personas que ve en pantalla, pero dándoles la oportunidad de redimirse y contribuir siempre con la construcción de la trama. Es curioso, pero refrescante, el manejo que se da a las relaciones que se van tejiendo entre ellos. El desarrollo y desenlace de la historia no dejan de estar a la altura, haciendo de Three Billboards una experiencia que no se puede dejar pasar.
1: Terrible
2: Mala
3: Buena
4: Excelente
5: Legendaria
2: Mala
3: Buena
4: Excelente
5: Legendaria
DARKEST HOUR
(LAS HORAS MÁS OSCURAS)
UK, 2017
Director: Joe Wright
Darkest Hour es un drama histórico que nos ubica en uno de los momentos más tensos de los inicios de la guerra mundial, en que Hitler se aproximaba al Reino Unido y el clima político en el país impedía ver con claridad qué desenlace tendría la atemorizante situación. La historia se enfoca en el personaje de Winston Churchill y sus primeros días como Primer Ministro del país, mientras se debate entre hacer frente a las fuerzas nazis o negociar con ellos para asegurar la paz.
La película tiene todas las virtudes que una cinta de esta clase debe cumplir: la cinematografía es excelente, el diseño de producción, los maquillajes y vestuarios... Todos estos aspectos de forma cumplen con creces. Se puede criticar un poco, si acaso, la música, que se siente genérica y destinada tan sólo a ambientar las diferentes escenas de la cinta, más que ser partícipe de éstas. No obstante, la película no deja de ser estéticamente atractiva.
Por desgracia, Darkest Hour también lidia con los problemas del género: al ser un drama histórico, gran parte del atractivo de la cinta recae sobre su historia y la veracidad de la misma, que no deja de ser cuestionable. Si bien se ha tomado la buena decisión de tomar un momento histórico crítico, y por lo tanto entretenido, la manera en que se desarrolla la trama no siempre es lo suficientemente sólida y termina por caer en viejos clichés, como es observar a Winston Churchill viéndose conmovido por el discurso de la gente de clase media, particularmente una niña de pocos años o el carismático trabajados de raza negra, que le piden que no ceda ante los nazis y se confiesan dispuestos a defender su tierra.
Es en los momentos menos agraciados de la cinta que todo el peso de la misma recaen sobre los hombros de Gary Oldman, quien interpreta a Churchill y quien lo hace, por cierto, de maravilla. Logra mantener la cinta a flote en todo momento con una actuación virtuosa que corona una carrera de espléndidas y diversas interpretaciones. Gary Oldman tiene una gran capacidad para ejecutar papeles con características muy distintas, y esto es perfectamente visible en un Winston Churchill divertido, excéntrico, irónico y duro. En contraste, los actores de reparto, salvo, quizás, el Rey George VI (interpretado por Ben Mendelsohn), están ahí más para rellenar huecos que para construir la historia de la cinta. En ocasiones se llegan a sentir innecesarios o irrelevantes. Darkest Hour no es, ni de cerca, la mejor película del año, pero el buen funcionamiento de sus atributos de forma sumados a la actuación de Gary Oldman la vuelven una película relevante y digna.
Calificación: 3.5/5 respecto a la siguiente escala:——
1: Terrible
2: Mala
3: Buena
4: Excelente
5: Legendaria
Director: Joe Wright
Darkest Hour es un drama histórico que nos ubica en uno de los momentos más tensos de los inicios de la guerra mundial, en que Hitler se aproximaba al Reino Unido y el clima político en el país impedía ver con claridad qué desenlace tendría la atemorizante situación. La historia se enfoca en el personaje de Winston Churchill y sus primeros días como Primer Ministro del país, mientras se debate entre hacer frente a las fuerzas nazis o negociar con ellos para asegurar la paz.
La película tiene todas las virtudes que una cinta de esta clase debe cumplir: la cinematografía es excelente, el diseño de producción, los maquillajes y vestuarios... Todos estos aspectos de forma cumplen con creces. Se puede criticar un poco, si acaso, la música, que se siente genérica y destinada tan sólo a ambientar las diferentes escenas de la cinta, más que ser partícipe de éstas. No obstante, la película no deja de ser estéticamente atractiva.
Por desgracia, Darkest Hour también lidia con los problemas del género: al ser un drama histórico, gran parte del atractivo de la cinta recae sobre su historia y la veracidad de la misma, que no deja de ser cuestionable. Si bien se ha tomado la buena decisión de tomar un momento histórico crítico, y por lo tanto entretenido, la manera en que se desarrolla la trama no siempre es lo suficientemente sólida y termina por caer en viejos clichés, como es observar a Winston Churchill viéndose conmovido por el discurso de la gente de clase media, particularmente una niña de pocos años o el carismático trabajados de raza negra, que le piden que no ceda ante los nazis y se confiesan dispuestos a defender su tierra.
Es en los momentos menos agraciados de la cinta que todo el peso de la misma recaen sobre los hombros de Gary Oldman, quien interpreta a Churchill y quien lo hace, por cierto, de maravilla. Logra mantener la cinta a flote en todo momento con una actuación virtuosa que corona una carrera de espléndidas y diversas interpretaciones. Gary Oldman tiene una gran capacidad para ejecutar papeles con características muy distintas, y esto es perfectamente visible en un Winston Churchill divertido, excéntrico, irónico y duro. En contraste, los actores de reparto, salvo, quizás, el Rey George VI (interpretado por Ben Mendelsohn), están ahí más para rellenar huecos que para construir la historia de la cinta. En ocasiones se llegan a sentir innecesarios o irrelevantes. Darkest Hour no es, ni de cerca, la mejor película del año, pero el buen funcionamiento de sus atributos de forma sumados a la actuación de Gary Oldman la vuelven una película relevante y digna.
La película tiene todas las virtudes que una cinta de esta clase debe cumplir: la cinematografía es excelente, el diseño de producción, los maquillajes y vestuarios... Todos estos aspectos de forma cumplen con creces. Se puede criticar un poco, si acaso, la música, que se siente genérica y destinada tan sólo a ambientar las diferentes escenas de la cinta, más que ser partícipe de éstas. No obstante, la película no deja de ser estéticamente atractiva.
Por desgracia, Darkest Hour también lidia con los problemas del género: al ser un drama histórico, gran parte del atractivo de la cinta recae sobre su historia y la veracidad de la misma, que no deja de ser cuestionable. Si bien se ha tomado la buena decisión de tomar un momento histórico crítico, y por lo tanto entretenido, la manera en que se desarrolla la trama no siempre es lo suficientemente sólida y termina por caer en viejos clichés, como es observar a Winston Churchill viéndose conmovido por el discurso de la gente de clase media, particularmente una niña de pocos años o el carismático trabajados de raza negra, que le piden que no ceda ante los nazis y se confiesan dispuestos a defender su tierra.
Es en los momentos menos agraciados de la cinta que todo el peso de la misma recaen sobre los hombros de Gary Oldman, quien interpreta a Churchill y quien lo hace, por cierto, de maravilla. Logra mantener la cinta a flote en todo momento con una actuación virtuosa que corona una carrera de espléndidas y diversas interpretaciones. Gary Oldman tiene una gran capacidad para ejecutar papeles con características muy distintas, y esto es perfectamente visible en un Winston Churchill divertido, excéntrico, irónico y duro. En contraste, los actores de reparto, salvo, quizás, el Rey George VI (interpretado por Ben Mendelsohn), están ahí más para rellenar huecos que para construir la historia de la cinta. En ocasiones se llegan a sentir innecesarios o irrelevantes. Darkest Hour no es, ni de cerca, la mejor película del año, pero el buen funcionamiento de sus atributos de forma sumados a la actuación de Gary Oldman la vuelven una película relevante y digna.
Calificación: 3.5/5 respecto a la siguiente escala:——
1: Terrible
2: Mala
3: Buena
4: Excelente
5: Legendaria
2: Mala
3: Buena
4: Excelente
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