lunes, 8 de octubre de 2018

Reseña: Venom

VENOM

Estados Unidos, 2018
Director: Ruben Fleischer 

Por Alatriste


Hablar de Venom —el personaje— es hablar del antihéroe y cómo esta figura se ha explotado en el cine de superhéroes. Hace años que en los cómics se desarrollan los conflictos éticos y morales de sus héroes. La profundidad de los personajes aumentaba a medida que dichos dilemas se integraban a las historias de los personajes, mostrándolos como seres incómodos y conflictuados. Más tarde, dichas disertaciones empezaron a explotarse también en los antagonistas de las historias, hasta el punto de que éstos tuvieron sus propios cómics e historias. En el cine, no obstante, no se ha tenido tanto éxito en los intentos de transportar las historias de los antihéroes a la pantalla.

Entre los ejemplos exitosos, se pueden recordar películas como la trilogía de Batman de Cristopher Nolan, o incluso Watchmen de Zack Snyder, donde las acciones de los villanos y sus repercusiones eran exploradas a profundidad desde su propia perspectiva. Por desgracia, hay ejemplos mucho menos afortunados como Suicide Squad de 2016 y, ahora, Venom. 



El mayor problema de Venom es su incapacidad de construir la figura de antihéroe. Venom llega como un invasor alienígena que se apodera, cual parásito, de un huésped humano con la intención primaria de preparar una invasión masiva de más seres de su especie (simbiontes) y acabar con el mundo. Venom es un villano. Poco a poco, hay una transición penosa de villano a héroe dispuesto a sacrificar su vida por el bien del planeta que no está justificada, que resulta barata y comodina.

Uno de los problemas por los que dicha transición no queda del todo clara es la incapacidad de la película para definirse. Se supone que trata de un personaje muy oscuro que gusta de arrancar cabezas y comer partes humanas para subsistir. Sin embargo, por motivos comerciales, Venom fue hecha pensando en ser apta para un público infantil que asegurara un mayor éxito comercial. El precio de esta decisión es alto: se tiene una película sin personalidad, una extraña mezcla de sitcom estadounidense con escenas que se supondrían ser violentas y oscuras pero cuya carencia de violencia, sangre y gore termina por hacerlas sentir demasiado sosas para ser tomadas con seriedad.



El guión es otro gran problema. Aunque pretende ser chistoso —y en momentos funciona, con algunos buenos chistes o con humor involuntario gracias al absurdo que vemos en pantalla—, no pasa de ser tonto a secas. Además, está lleno de inconsistencias: en algún momento, Venom le asegura a su huésped, Eddie Brock, que sabe todo de él: "estoy en tu cerebro", le dice. No obstante, apenas un minuto después, y con afán de crear un fallido momento de comedia, Venom pregunta a Eddie quién es la mujer que está llamando por teléfono —su expareja— y por qué notó un cambio en su ritmo cardíaco. Otro ejemplo: los simbiontes tienen muchas en encontrar un huésped compatible, la película deja claro este punto. No obstante, ya para el último tercio de la película, los simbiontes encuentran huéspedes óptimos en cada personaje que le conviene a la historia para seguir su poco creativo avance. Ejemplos como éstos abundan a lo largo de la historia.



Tom Hardy se entrega al papel y hace su mejor esfuerzo para rescatar la caótica producción que, pronto queda claro, escapa de las manos del director Ruben Fleischer. Aunque hay elementos bien logrados, como algunos efectos de sonido, o la voz del propio Venom —una distorsión de la voz de Tom Hardy—, lo cierto es que ni los poco sorprendentes efectos visuales ni las secuencias de acción, producto de una mala edición y tomas llenas de recortes, son buenos trabajos. La película falla incluso en la creación de momentos clímax que se presten para secuencias épicas. Carajo, incluso es difícil distinguir los simbiontes unos de otros cuando aparece más de uno en pantalla. La falta de momentum en sus secuencias y la historia genérica hacen que nunca exista una sensación de peligro o angustia que haga justicia a uno de los antihéroes más queridos de la cultura popular desde los 90.



Venom termina siendo un experimento fallido aunque exitoso, seguramente, desde el punto de vista financiero. Tan es así que se dejan claras las intenciones de secuelas y, si se llega hasta el final de los eternos créditos, de expandir el universo de superhéroes mucho más allá de las historias de antihéroes. A su favor juega el hecho de que nunca resulta realmente aburrida y que la dualidad Venom/Eddie resulta, por momentos, divertida gracias al trabajo de Tom Hardy. 
Calificación: 2/5 respecto a la siguiente escala:——
       1: Terrible
       2: Mala
       3: Buena
       4: Excelente
       5: Legendaria

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